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Mostrando entradas de febrero, 2012

IN LA' KECH, yo soy otro tu.

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Nota sin resolución El sol salió por la esquina izquierda del ventanal. Cinco metros lineales de abertura hacia el mediterráneo a pleno. Solo interrumpido por la poca arena gruesa acumulada a fuerza de esmero y palas mecánicas de Ayuntamiento contra los espigones de piedras multi-poligonales que corren horizontales al paseo marítimo; también hay un par de banderas ondeantes que los vientos como la tramontana y el llevant se pelean por despuntar y rasgar cuantas veces puedan.  Una estructura de colorida madera que simula ser un barco de pesca encallado en la arena, donde los chavalines pueden jugar a las escondidas y una araña de soga roja descolorida que sirve para que estos se suban y practiquen sus dotes de marinería o de Tarzán de los Monos, pero sin simios. Luego el mar. Señor y dueño de todo hasta que el horizonte se funde con los cielos en una tenue bruma  que hace que imagine el final de las tristezas o el término del camino de la vida.

El Vuelo

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A solo treinta y seis kilómetros del pueblo está el aeropuerto internacional. Ha sido remodelado con esas partidas de dinero que llegan de manos sucias; le han dejado el aspecto necesario como para demostrar que las urgencias en materia de seguridad, que desvelan al mundo por estos días, están de alguna manera controladas. Aunque esto sea siempre una burbuja de apariencia y de guardar la basura debajo de la alfombra. A pesar de la cercanía siempre preferí la tranquilidad del pueblo para residir, esa que me mantiene en la relación directa con la naturaleza y con los afectos más entrañables de mi infancia. Mi profesión es la de piloto.  Trabajo para una pequeña empresa que hace traslado de correo privado en vuelos de cabotaje. He volado por espacio de 6 años, desde mi salida de la fuerza aérea con un grado inferior.

Tormenta

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…….. En ciernes, las nubes desde el poniente avanzan, amenaza la tormenta sobre mí. La ola de fresco perfume invade mi cuerpo y quiero despojarme de mi ropa y sentirlo en cada centímetro de mi piel, la brisa es suave y corretea aun entre mis manos abiertas al cielo, quiero atrapar el momento, es la majestuosidad de la naturaleza que se manifiesta en su poder y hermosura. Danzaría si esa fuese la manera de alabar, cantaría si esa fuese la forma de elogiar.

La Calle de la Indiferencia

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La calle de la indiferencia, es un poema de Alicia López López que deseo incluir en mi blog.  El relato de un alma encerrada en su propia desesperación, un grito mudo y un silencio que ahoga la salida, aún cuando esté esta a mano. La Calle de la Indiferencia. Cuatro máquinas Un solo contacto Unas sucias monedas Y un libro de terror Al otro lado del muro Un perro que ensucia Un grito mudo en mi mente Limpia, alimenta y acompaña Un salón vacío Con un ruido macabro Un eco de un eco Gritando en silencio Oscuridad en los ojos Páginas repletas El ruido se lleva todo Aunque el tiempo No consta en ese todo Sin un concreto estado de ánimo Sin una hora de deseo en el reloj El silencio escuece la garganta El ruido llama y ensordece al gritar Y existen unas escaleras Y una lágrima a malgastar Y otra, y otra….y empiezas a llorar Gritas, tiemblas y maldices Y existe otra escalera Que ayuda a disimula Bajando a las puertas

La Trampa de la Esperanza

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“La esperanza es lo último que se pierde” quizás uno de los dichos más utilizados por el género humano, aunque en sus distintas versiones según la cultura, el tiempo y las circunstancias, siempre se veneró de alguna manera a esa condición de espera, de tiempo de descuento que le pedimos a lo inevitable. Las personas que dejaron huellas por lo que escribieron o dijeron, casi siempre se refirieron a la esperanza también; y creo que nadie está exento de hablar, de mencionarle, pues es normal que el ser humano sea temeroso ante el siguiente momento de vida y apela a que todo continúe, o al menos, que quede como está hasta ese momento.

Canto Primero (Los descubrimientos)

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Padre sol Madre agua que caes Dios Rayo, Padre del Fuego que arde Madre agua que controlas el fuego Padre sol que secas el agua que sobra La Madre me dejó, solo en el campo Sentía en mi cuerpo ganas de llorar Solo con los animales, solo esa noche Creí que sería solo la noche El pelo ha cubierto mi piel, mis brazos, mi pecho Mis manos son fuertes ahora y hay heridas Mis pies tienen carne dura y amarilla He sentido deseos y me sigue una hembra Compartimos la carne, la piel de abrigo y el agua No he vuelto a ver a La Madre, pero pienso en ella