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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Demoliendo el Sistema Educativo Definitivamente

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Como todo en este Universo en el que estamos insertos, hay un comienzo, un trascender y un final. Lo que pretendo desarrollar aquí, también lleva el mismo desarrollo y esta nota es el génesis de una de mis grandes preocupaciones. Dicen que no debemos irnos de este mundo sin haber cumplido con todos nuestros sueños, de lo contrario estos quedarán aquí convertidos en aves nocturnas que despertarán con sus chillidos a los más sensibles en las noches de tormentas; no sé si será cierto o simplemente una leyenda urbana de esas que se inventan para pasar una noche de copas y fogata, pero siempre me pareció que podía caber algo de realidad, por lo que tomaré las precauciones del caso y cumpliré con este sueño; no quiero ser quién dé motivo al desvelo de los hombres y mujeres sensibles en un futuro cercano. Aunque siendo sincero…la idea no termina de desagradarme.

Demoliendo teorías.

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“He llegado a la conclusión narcisista y egoísta que soy inteligente en un grado interesante, por lo que demoler a una persona mediocre, puede ser una tarea a la que dedicarse, ya que educarles se ha vuelto una labor ingente.” Este podría ser un comienzo en que un eugenista hace su declaración de intenciones para con los inferiores de su raza y especie. La eugenesia ha sido una atrapante sirena que con sus cantos ha embobado a más de un sabio o pensador, tanto de épocas griegas como modernas.

El miedo a ser libre. (breve conversación con él)

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Te dieron el habla y no temes decir cuánto viene a tu cabeza, sea esto una espada que hiere el corazón sensible de quién amas o una dulce caricia que termina en una bofetada en los que te cuidan. Te dieron las piernas para andar y tus pasos se orientan hoy para el mal y mañana para el bien, sin siquiera pensar mucho en las consecuencias que dejarás tras ti, sin importar si tus huelas serán seguidas por tu generación o por tus propios hijos; no temes andar por la luz o en la oscuridad, al fin podrás correr y salir de donde hayas entrado. Te dieron brazos y manos para moverte, asir y dar; no temes extender tu mano para pedir lo que te pertenece, reclamando, exigiendo, levantado el puño en alto si es necesario; como también así, tampoco temes acariciar lentamente la piel que amas para conseguir lo que deseas. Tomas, apartas, sujetas, dominas, golpeas, meces, ordenas, escribes, diseñas, elaboras, construyes, desarmas, combates, aniquilas y no temes. Te dieron una mente con

Justicia o Venganza. 2º parte

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Decía sobre a justicia y la venganza, que esta no había dejado de ser, que como emoción pasional nacida en respuesta a un agravio hacia nuestra persona, o hacia un bien que consideremos dentro de nuestra propiedad, seguía existiendo sin haberle puesto en carriles solo con las leyes dictadas para que se convirtiese en lo que luego fue la justicia. Esa sed que hace arder las gargantas y el mismo pecho clamando por un resarcimiento ante el delito de haberse arrogado la autoridad de tomar lo que no le correspondía, fuese eso un simple bollo de pasta o una vida, debe ser aplacada y con una sentencia que compense la pérdida. Para ello la ley establece, según el país en que se viva, distintas penas que van desde la reposición (cuando es posible) hasta la entrega de su propia vida. Y así se supone que el o los agraviados deberán haber saciado su sed de venganza haciéndose justicia. La emoción, la pasión desatada habrá sido aplacada, devuelta a su redil y adormecidos los órganos que p

Bronca, solo eso....

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400 niños muertos y la sangre de no sé cuantos hombres padres y mujeres madres reclamando desde la aridez de la tierra arrasada por la metralla y el fuego del cañón. Una bandera hecha girones que se mueve con el viento que corre por la calle semidesierta entre pedazos de casas que un día estuvieron habitadas por gritos de alegrías, por alabanzas a otro dios, por balbuceos de un recién nacido, por los rezos de los viejos que ya no están. Piedras salpicadas de sangre de cien razas comulgando en una orgía digna de huestes infernales y bacanales inimaginables, amontonadas a los restos metálicos de lo que ha sido la maquinaria de guerra, oxidándose bajo el sol. Ese mismo sol, en la misma hora, con el mismo mar azul único, en la otra orilla como hermanando miserias otros niños con sus padres y madres juegan con un cometa y una pelota multicolor, bronceándose en las playas de la costa mediterránea, alegres, ajenos, despegados de la realidad del margen siguiente, en su