LA INVITACIÓN (cuento metafórico)
El presente es un cuento basado en un hecho real acaecido hace más de una década y del que tengo impresiones y testimonios personales.
Por ser de lago "aliento" es que lo incluyo en una página aparte
La invitación (relato metafórico)
Mi mujer fue quien tuvo la idea de hacer una
reunión, una especie de fiesta para invitar a unos desconocidos que dijo vivían
cerca y que nunca les había tratado personalmente.
No me gustaron las reuniones o fiestas que ella
organizaba, casi siempre terminaba fastidiado con alguien. Los que solía
invitar no pertenecían a mi círculo de las que consideraba mis amistades.
Ella insistió una mañana y dijo:
-
La
reunión o tú, ahora tú eliges.-
No me quedó otra opción luego de una larga
discusión, que acceder a lo que quería.
Por la tarde despaché algunos de mis conceptos,
esos que creía irreductibles y tan fundidos en mí, que jamás se me hubiera
pasado por la cabeza que tendría que mandarles tan lejos.
Los envolví con cuidado, les puse el remitente
y me aseguré que serían bien recibidos dónde les enviaba. Con ellos se fueron
otras cosas que hallé inservibles si ellos no estaban más conmigo.
El principal de ellos era uno de mayor porte,
que lo había conseguido de una manera única y podría decir que hasta
sobrenatural. Una historia que algún día en el futuro narraré con lujo de
detalles, pues se merece un párrafo aparte.
Con el vacío que significaba la partida
involuntaria de mis conceptos, me hundí en una profunda caverna llena de
monstruosos personajes.
Uno de ellos hacía que cuando estaba en
soledad, gritase palabrotas e insultos que el eco asustado y temeroso no era
capaz de devolverme.
Otro lograba que al levantarme cada mañana, me
pusiera unas gafas de ver todo en tonos oscuros y nefastos, de este modo mi
visión se tornaba en todos los tonos que van del negro profundo a los grises
más tristes que se conozcan.
Un tercero se presentaba cada mañana y me
recordaba lo que había hecho con mis conceptos; me susurraba relatándome cómo
estaban, qué hacían, cuánto extrañaban estar conmigo y todo aquello que me
provocaba culpa y añoranzas.
Uno más pequeño y reptante solía llegar a la
hora de las comidas, se sentaba a mi lado como si fuera una mascota más y con
sus ojos grandes, negros, profundos, tan tristes que me impedían comer y me
atragantaba con espasmos de llanto y desesperación.
Los cuatro malditos se turnaban para revolotear
a mí alrededor para que la paz no hiciese nido en mi alma.
Mientras tanto mi mujer aprontaba lo necesario
para la fiesta y quería que fuera un éxito completo. Sé que cuando se lo
propone, lo consigue, por lo que no dudaba que esta vez también lo lograría.
Sin mucho ánimo dispuesto a la labor, me senté
a esperar que ella terminase con el diseño de las invitaciones. Serían estas en
una cartulina fina, estampada con flores primaverales y aromatizadas con
pétalos de jazmín que ella misma haría en las horas libres que tenía. Las
pondría en sobres que también saldrían de sus manos, con sus bordes formados
por figuras regulares y el cierre con la imitación de un sello lacrado que
llevarían sus iniciales.
Cada uno sería entregado en mano por un
mensajero que vestiría a la usanza de aquellas épocas en que la cortesía
abundaba y la apariencia decía más que las letras.
La invitación tendría el siguiente texto:
Muy Señor mío
De mi mayor consideración:
Me dirijo a v/merced con el motivo de invitarle
a Ud. y un acompañante a su elección, al evento festivo que he organizado para
el día XX/YY/ZZZZ.
Tal evento comenzará a las 19 horas en punto y
serán recibidos los invitados en la puerta de mi hogar, sito en la calle XX
número ZZ de la ciudad de Xxxxzzyy.
Se comenzará con un aperitivo hasta las 19:30
horas en que se servirá la cena en los lugares previamente asignados. En v/caso
el número que les corresponde es el 00 y hallarán un cartel que les indicará el
lugar, sin embargo serán guiados hasta ella por uno de los camareros designados
a dicha tarea.
A la hora 23:00 comenzará el baile, que se
realizará en el salón adjunto a la sala del comedor y la orquesta dará el aviso
del comienzo con un son de trompetas
Contamos con v/presencia dada la importancia de
v/implicación en asuntos personales que habéis demostrado a lo largo de
v/extensa y rica vida.
Sin más y quedando a la espera de v/asistencia,
me despido muy atte.
Fulana de Tal y Tal.
Con mucho garbo la cartulina estará escrita con
pluma de ganso y tinta de sauco, en caracteres góticos con un espaciado de 1,5
y cada una será realizada personalmente por ella, mi mujer.
El envío fue programado para una semana exacta
antes de la fiesta, cuando ya estaría todo listo y faltaría solo el montaje de
las mesas y el cocimiento del menú. Este consistirá en un primer plato a
elección de tomatitos verdes rellenos de pasta de atún y decorados con queso
batido a las finas hierbas, lengua de buey en escabeche, paté de oca en
torradas con escalibada multicolor, ensalada de varias hojas con vinagreta de
reducción de vino tinto y frutos rojos, arrollado de lomo de cerdo con ciruelas
pasas y salsa agridulce de Japón. Para el segundo plato, se servirá pierna de
ternera completa al horno mechada con hierbas y clavos de olor más una
guarnición de patatas de Canarias con ajo picón, codornices rellenas de pasta de
almendras saladas y acompañadas por soufflé de patatas a la Reina Victoria,
pechuguitas de palomo asadas con finas hojas de menta y cilandro aderezadas con
salsa de rábanos picantes, escalopines de muslos de picantones en salsa de
cinco pimientas con trufas y aderezo de azafrán caramelizado. Para los postres
habrá mousse de chocolate amargo con mango fresco y salsa de frutos rojos,
milhojas rellenas de crema de calabacín dulce y aderezo de mermeladas de
naranjas y limas confitadas, requesón fresco con miel y frutos secos
acompañados de vino espirituoso, pastel de manzanas con gelatina de lima y
crujiente de chocolate, postre helado de tres sabores bañado con salsa de licor
de amarettos y crujiente hojaldrado.
Los vinos serán blancos del tipo albariño, tintos
de la añada del ‘2009 y los licores de frutas varias para el final.
El agua que se servirá será del manantial de
Can Roses directamente traídos para la ocasión.
La anfitriona y organizadora estará en todo
momento recorriendo las mesas atendiendo a los invitados.
Se prevé que doce camareros atiendan
esmeradamente a los invitados; ellos también irán ataviados con uniformes del
siglo XV.
Habrá un salón para fumadores en que se
obsequiarán puros cubanos.
La orquesta de cinco músicos amenizará la noche
con temas de jazz contemporáneo y para el baile se ha elegido un repertorio de
temas de los años ’60 y ’70.
Con todo este despliegue se espera que la gala
sea un auténtico éxito.
Desde que me ha obligado a decidir entre mis
conceptos y su fiesta, lugar que hallaba despejado de todos y de quién
escuchara más de la cuenta, me largaba a llorar y a gritar como un poseso,
tenía berrinches que me trasladaban a mi infancia, y deseaba estar con mi madre
nuevamente, no haber crecido ni haber concebido conceptos que me hicieron
adulto y merecedor del horroroso título de persona razonable.
Mientras hizo los preparativos, al estar
ocupada con su proyecto, poco tiempo me dedicó y me sentí libre de sus
presiones y discusiones sin sentido. Tuvo la cualidad o el don de elaborar por
sí sola una retórica retorcida, ambivalente, insostenible en la lógica, de un
espectro extremo en su exposición, con él daba vuelta cualquier situación y
llevaba el hilo del debate a su único terreno, el del odio que sentía hacia mis
consideraciones, las que parí con dolor y sacrificio, las que hice con trama de
amor y urdimbre de vocación.
Entre sus acusaciones se reiteraban ataques
dirigidos con perfecta puntería al blanco de mis sentimientos, era diana de sus
armas más filosas una única cuestión, mi capacidad de amar sin
condicionamientos. Creo que se sintió siempre vulnerada en sus flaquezas y por
eso arremetía con todas sus fuerzas sobre un exclusivo punto y sus
derivaciones; no soportaba que fuese distinto a lo que ella había conocido y me
amó desde ese extremo en que se había situado para ver la vida.
Cuando nos situamos frente al haz de luz que
sale de un prisma, nos veremos rodeados de todas las variables en que el blanco
se descompone. Si nuestra posición es a un costado del haz, lo que observaremos
es el espectro saliendo del blanco; y si nuestra ubicación es en uno de los
extremos del espectro, solo veremos el púrpura o el índigo que tiñen cuanto
esté alrededor. Ella tenía este último punto de vista, el índigo o el púrpura,
despreciando cualquier otro color e incluso la fuente de todo, el blanco.
Cerrazón en su mente que terminaba en una
tozudez digna de un fundamentalista fanatizado. La letra era la letra y no
había más interpretación que la suya, aunque se contradijera y negara hasta
jurar por su propia vida, que de su boca no habían salido esas apreciaciones.
Mentirosa, embaucadora, falsa, farsante,
engañadora, se dejó llevar por la oscuridad de los monjes extraviados y las
pitonisas de pago que le auguraban que con oraciones milagrosas, letanías
repetitivas, adoraciones inescrupulosas y heréticas, blasfemas endemoniadas,
lograría lo que era a ojos vista no sucedería.
En su pasado se volcó al amor carnal fácil e
infiel, con cien amantes que sobaban sus carnes una noche y otra, casi fue una puta
de andares nocturnos. Se envició con el azar creyendo que era la fuente de la
riqueza, y jugó hasta el sostén de sus hijos; se endeudó. Pero no dejó que la
luz iluminara su senda, siguió caminado el penumbroso y salvaje instinto
primario de la posesión material. Avara para con Dios, le reconocía haciendo
muecas torcidas y engañando a su ser interno. No se arrepintió y cargó su
artillería bastarda contra a inocencia por el solo y único placer de demostrar
que era más que otros. Loba disfrazada de oveja, hizo convenios que rompió con
total impunidad.
Pero en el cielo escrito está. Y hoy paga con
su yermo paisaje interno, con la soledad del desprecio y el olvido, con la
dureza de la piedra que no se deja romper, mientras su testuz golpea cada noche
las paredes de su habitación.
No debió hacer aquello, no debió dudar de la
inocencia, no debió obligar al cisma de su propia casa, por solo tener razón y
enarbolarla como galardón de su entereza.
Los monstruos atacaron una noche, todos en
manada enloquecida y quedé tendido en la calzada, ardiendo en una fiebre
fantástica y mortal.
Uno a uno pisaron mi cuerpo y terminé hecho
hielo y carbón, fragilidad y turbieza, hasta que el fango de la enfermedad se
hizo de los despojos que quedaban y me tendió sobre una cama todo el invierno.
La fiebre hizo estragos, desorganizó mi
organismo, lo trozó en diversas partes y las desconectó una de la otra, me
desmembró y creí que era el fin.
Sin el concepto principal, sin la ayuda de los
pares, solo abrasado por los fuegos internos, con la sangre bullendo a
borbotones, con el sudor permanente y los dolores insoportables, llegué a la
primavera.
Las maldiciones vertidas sobre mí hicieron el
efecto esperado y ya no era yo, sino una simulación de lo que fui.
Mi mente deliraba, mi lengua no respondía, las
piernas no querían moverse, los brazos eran dos ramas secas que colgaban a los
costados. Cada parte de mí, estaba separada de la otra. Y el futuro había
dejado de ser.
Las mañanas eran pesadillas que se continuaban
en el tiempo de la realidad que vivía.
Los procesos internos del desmembramiento
suelen ser espantosos y con sus secuelas te acercas indefectiblemente a la
locura como respuesta a tus ansiosas preguntas. La desesperación se manifiesta
con cada frase y acto, pierdes el control emocional y gana el estado de
enajenación.
Esto me llevó a plantearme la posibilidad de la
muerte por mano propia, una salida que aparece cuando la ceguera en que te
encuentras te inhibe de ver puertas abiertas.
Ya no es solo oscuridad lo que te rodea, no es
la niebla espesa de la incertidumbre, ni siquiera las tinieblas que te marca un
supuesto futuro; es una realidad que se vuelve palpable y posible, claridad que
está disfrazando el deseo de huir de lo que tiene atrapado. Crees que la
liberación de todo tu ser pasa por desaparecer aunque a lo que te enfrentes
tenga mucha más de dudas que de certezas.
La idea pasó una y otra vez por mi mente
afiebrada y lo manifesté.
Poco puedo imaginar que es lo que ella pensó,
si su accionar se debió a buscar mi bienestar o si solo quería desembarazarse
de un problema que le entorpecía sus planes; pero lo que hizo fue entregarme
atado de pies y manos a la inoperancia de médicos, que amparados en preservar
mi vida, ordenaron la internación en un psiquiátrico de inmediato.
La fiesta conmigo o sin mí, era necesaria
cumplirla y es más, era un motivo que se sumaba para que el éxito que buscaba
llegara a buen término y justificado.
Los invitados estaban a punto de llegar al
ágape maldito.
Mi indisposición no iba a detener su realización
y mí propuesta solo hizo que fuera motivo más que suficiente para que los
comensales se sintiesen a gusto.
Las órdenes fueron dadas para mi ingreso en el
hospital, mientras se hacían los trámites correspondientes, quedé solo en el
consultorio en el que me había atendido. En realidad no era el despacho médico
que solemos conocer cuando nos visita, esta era una sala dos veces más grande
con varios plafones de luz muy blanca; en medio había una camilla con una placa
de acero sobre la que descansaba un fino colchón cubierto de una sábana. En las
paredes limpias solo estaba colgadas un par de repisas vidriadas con botes y
medicamentos bajo llave. Un par de sillas enfrentadas donde me había
entrevistado el médico y nada más.
Al quedarme solo me fui planteando cuál sería
mi futuro encerrado en un hospital con el estigma de suicida.
Salidos de la nada se presentaron ante mí uno a
uno los personajes de mi historia de vida; cada uno traía bajo sus brazos un
trozo de lo vivido y me lo enseñaban para que recordase los momentos que
habíamos pasado juntos y las experiencias que quedasen de esos encuentros.
Desde mi madre en mi infancia, hasta un vecino que hacía poco conociese; todos
ponían ante mis ojos las escenas de mi vida y señalaban sus participaciones e
implicaciones conmigo. Reclamaban su parte del argumento y me enrostraban las
regalías de su actuación.
Pasaron uno a uno y al llegar al final, al
último de ellos, sentí de modo muy evidente y cierto, que me crecían alas y
dije: - No. No dejaré mi libertad aquí. Volaré, seguiré volando y no habrá nada
que me detenga.- y me fui.
Atravesé puertas con guardias que intentaron
parar mi huida, atravesé calles y callejuelas, caminos, sendas; caminé por
aceras aceradas, por calzadas que bajo la luz impertinente del atardecer,
brillaban con un cálido color salmón. Corrí.
Debía llegar a la fiesta y desenmascarar la
falsedad de mi estado.
Dejé atrás mis miedos y las convencionales
normas del buen hacer, entré en mi casa.
La mesa servida, los camareros atendiendo a los
comensales, los invitados sentados en sus respectivos lugares reservados
puntillosamente, los primeros platos estaban siendo servidos, presidía la mesa
mi mujer.
En pleno corrillo de risas y habladurías, de
pronto se hizo silencio con mi entrada.
Asomando por una puerta entreabierta pude ver
que desde allí seguían con suma atención, mis monstruos; ellos no estaban
invitados pero les dejarían observar lo que inevitablemente ocurriría allí.
Los asistentes del ágape quitaron la vista de
mi persona y la dirigieron a la cabecera de la mesa donde estaba ella sentada y
satisfecha porque el plan se cumplía.
Sosteniendo una copa de vino oscuro me dio la
bienvenida y como si dirigiese una orquesta, señaló al invitado de su
izquierda. Este se puso de pie y mirándome a los ojos, dijo:
-
Me
complace saludarle, hombre de esta casa. Doy mi agradecimiento al haber sido
invitado a vuestra mesa tan ricamente preparada.- hizo una pausa, mojó sus
labios en el vino blanco y prosiguió – mi nombre lo debe conocer, es nombre y
apellido a la vez, soy el Miedo muy señor mío y estoy para servirle.-
Asombrado incliné la cabeza en señal de aceptar
su agradecimiento. A continuación se puso de pie el que estaba a la izquierda
del primero.
-
Mi
señor, también agradezco vuestra deferencia en haberme invitado. Espero de todo
sentir que pueda servir a usted en lo que sea su necesidad.- hizo una pausa y
como su anterior compañero, sorbió unas gotas de su copa.- señor mío, mi nombre
es Depresión y le reitero que estoy a su servicio cuando mande.-
Me estremecí y no pude hacer menos que en el
caso anterior por lo que incliné mi cabeza en reverencia de su presencia. El
tercero se levantó de su sitio paseando su mirada por los reunidos, miró fijo a
ella y al final los puso sobre los míos. Su mirada imponía su postura.
-
Señor,
como mis cofrades, le doy las gracias por haberme incluido entre tan variado e
importantes caballeros y damas. Mi nombre es Ego y estoy para serle útil en
aquello que necesite.- diciendo esto, hizo una leve reverencia y se sentó.-
Boquiabierto iba descubriendo a los convidados.
-
Señor
de esta casa, soy Enfermedad y quiero que sepáis que aquí estoy para enseñarte
el camino del sufrimiento, el que hará de ti un hombre sabio y engrandecerá tus
espaldas para soportar a cualquiera de mis amigos, aquí presentes. Siempre
estaré dispuesta para ti, solo deja la puerta adecuada para que pueda entrar.-
extendió su mano para que le besase, pero solo hice un amago gentil de desechar
la invitación.-
Ya a estas alturas y viendo los que aún no se
habían presentado, comencé a hacerme una vaga idea de aquel cónclave organizado
por ella, mi mujer.
Siguiendo a la dama, se presentó un caballero
de gesto duro y visiblemente marcado por el sufrimiento.
-
Hombre
de esta casa, doy gracias a estar ante ti y presentarme, soy el Dolor y no solo
vengo respondiendo a la invitación tan gentil, sino que se me ha asignado ser
vuestro amigo y compañero inseparable de vuestra merced por lo días que le
quedan por vivir. Seré su sombra, su refugio, su condición y su excusa.- la voz
se fue afinando hasta parecer el siseo de una serpiente, cosa que hizo que
diese un paso hacia atrás de modo inconsciente.-
Decliné también acercarme a él y no pude
siquiera inclinar mi cabeza en signo de aceptación a su presencia.
Agazapada detrás del Dolor estaba la segunda
dama de la comilona.
Era una señora gruesa, que miraba más la comida
que a mí, la gula salía por su boca en forma de hilillo fino de saliva.
-
Señor
de la casa, amo; también agradezco humildemente que contéis conmigo en esta
reunión, con tan exquisita compañía y una mesa llena de manjares.- se secó el
exudado de sus labios con un pañuelo de encajes que sacó de una de las amplias
mangas de su vestido.- me llaman Dependencia y soy desde hoy su fiel amiga,
deseo que cuente conmigo para realzar su figura y aspecto. Tener la oportunidad
de tener entre sus nuevas amistades a estos importantes seres maravillosos,
requerirá que usted esté a la altura de las nuevas circunstancias. Formaremos
un excelente equipo a vuestro servicio.-
Ella también extendió la mano para que le
besara y como hiciese antes con la Enfermedad, decliné la oferta con disimulo.
Quedaba una silla vacía, o al menos no veía a
su ocupante, solo observé que sobre la mesa estaba puesto un ramillete de
flores como en el lugar que ocuparon las damas que se presentaron con
anterioridad por lo que supuse que quién estaba ausente también lo era.
De la puerta que daba a los lavabos hizo su
entrada una mujer.
Mi mujer se levantó de su silla y se interpuso
entre ella y dijo en tono imposible de no escuchar:
-
Ahora
se presenta una señora que estuve con la duda de invitar, por su sinceridad al
hablar y por lo mucho que ella representa en la vida de cualquiera. No me
toméis por ser una adulona, pero ella es por un lado una buena amiga y por otro
una indeseable persona que no querría tener a mi lado…-
La perorata fue interrumpida por la recién
llegada:
-
No
siempre soy bienvenida, pero quisiera saber mi querida anfitriona si algunos de
los aquí presentes lo es en la vida de alguno de los mortales. Al fin solo soy
una más dentro del ramillete de actitudes a la que una persona puede tener como
decisión por delante. Cuando una persona llega aquí, está apta para sobrevivir
a los embates con que puede la vida ponerle por futuro; luego serán sus actitudes
las que definan realmente que llegará a ser y eso no es exclusivo de ella, sino
que tiene muy variados actores que entran en escena, los padres en primer
lugar, las amistades, los fracasos sociales, los maestros escolares, los
ejemplos de los líderes, las vías que se abren de acuerdo a sus apetencias, en
fin círculos en los que va entrando por propia decisión y de los que sacará o
no provecho.-
-
Bueno,
bueno, se ha presentado ya la señora Incertidumbre.-
-
Pues
me hubiese a mí decir mi nombre, pero ante tu nombramiento solo me falta
sentarme…¿dónde querida?-
-
Aquí…aquí
a mi lado, así se sabe conmigo estás tú.-
Era la última invitada y cuando me repuse de la
sorpresa incluso de la conversación entre ambas mujeres, me senté en la punta
de la mesa que enfrentaba directamente con la posición de mi mujer.
Dentro de mí ardían fuegos de poca probable
extinción.
Las preguntas sin respuesta, la excitación de
mí huida del neuropsiquiátrico, los urgentes deseos de culminar esta fantochada
y las necesidades no cubiertas hacia mi deteriorada salud, me incomodaban hasta
sentir picazón en el asiento que ocupaba.
Hice recuento de los invitados; el Miedo, la
señora Depresión, el Ego, la señora Enfermedad, el Dolor, la señora Dependencia
y la señora gorda de la Incertidumbre.
Todos dispuestos a celebrar algo que desconocía
y que sin embargo me tenía como agasajado y centro de la fiesta.
Pero en mí acicateaba la pregunta de mayor
peso: ¿Qué se esperaba homenajear?
La respuesta estaba a la vista pero no quería
dar por sentado algo que no se había pronunciado, ni por parte de los presentes
ni por el lado de mi mujer.
Entonces me vi obligado a hacer la pregunta:
-
Todo
muy bien organizado. Todo en su sitio, agradezco a los presentes su asistencia
y a los que han hecho posible que acá estuviesen. Agradezco la comilona y los
manjares tan ricamente preparados, incluso el adorno sutil de la mesa. No
quiero dejar de lado la presentación individual de cada uno de ustedes que
aunque austera, han perfilado sus características principales. Sin embargo
tengo una duda, la que solo mi mujer sabrá responderme; ¿Qué es lo que
celebramos con tal pomposa asistencia?-
Mi mujer me fulminó con la mirada y eso le dio
posiblemente a rehacer su respuesta, la que todos esperaban y que lo hicieron
evidente al girar sus cabezas y posar sobre ella sus miradas.
-
Bien,
en realidad pensaba que eso ya era algo que habías intuido, ya que eres muy
inteligente y sabes anticiparte a las reacciones de los demás…además creo
haberte dicho cuando lo organizaba. Ellos son nuestros vecinos más próximos,
tanto que a veces pienso que viven con nosotros en la misma casa. Y que ante
esta proximidad que se ha vuelto casi familiar, era hora de invitarles, que se
presentaran y que sobre todo los conocieses tan bien como lo he hecho yo a lo
largo de nuestra vida en común.- note su sarcasmo e ironía lacerante, acerada y
bien afilada que correspondía a su lengua más viperina.-porque no has de negar
que de una u otra manera han estado entre nosotros. En cada velada, en cada
mesa familiar, en el nacimiento de mis deseos, en tus conceptos por la fuerza y
tozudez con que le has defendido…-
-
Ya,
ya…comprendo todas las ocasiones en que he sentido dolor, miedo…-
-
No!.-
interrumpió.- lo he sentido yo, hacia mí utilizaste sus presencias para
lastimarme, con desprecio hacia mí persona, hacía los míos, no te integraste ni
me comprendiste cuando dije que esta casa era mía y no tenía que compartir tus
conceptos, que antes estaba nuestra pareja la que dudo defiendas ahora delante
de los invitados.-
-
Si
por eso se trata la reunión, ya lo sabes bien que estoy yo sufriendo los
ataques tuyos y tus intolerancias. Reconozco que he tenido actos non sanctos
que pudieran perjudicarte, pero jamás pensé que tenía que renunciar a mis
conceptos para poder vivir en familia, mi concepto es parte de mí persona y por
ende de todo cuanto forme a mi alrededor. Nada puedo decir que soy sin mi
pasado, él es parte de mí, como de la misma manera acepté el tuyo aun cuando no
estuviese de acuerdo con tus actos pasados. Y sabes que no los justifiqué por
más que lo hayas explicado y le hayas dado las razones que pensabas eran
éticamente correctas; yo no lo justifiqué ni lo haré ahora.-
-
Mis
actos estuvieron ampliamente justificados, estaba sola, destruida y busqué el
amparo en aquello que estaba a mi alcance, la sobrevivencia estaba de mí parte,
o buscaba cómo vivir mi años o los ponía debajo de la piedra que tenía con el
otro; porque era una piedra que anulaba e inmovilizaba mis ansias de vida.-
-
Siempre
habrá un justificativo que esté al alcance de tu mano para que la razón esté de
tú lado, pero eso es aparente, pura ficción del momento, que no tiene solidez y
mancha tú pasado indefectiblemente. Tomaste el camino más fácil, el de
martirizarte y bajo su capa sacar tus instintos a pasear, y no me digas que
aquello no fue placentero aunque lo disfraces de necesidades de cobijo y
comprensión.-
-
Sí
que lo necesitaba, sí que era placentero, no se puede negar que se obtiene
placer cuando una es comprendida, cobijada, querida, protegida, todo eso que se debe hallar en la convivencia con
una persona y que no te da. Era un derecho que me sintiese feliz.-
-
¿Para
lograr esa felicidad debías cercarte a los fuegos de la infidelidad?-
-
Ves…
me atacas, me discriminas, desprecias mis necesidades y hasta defiendes al
otro.-
-
No
ataco, defiendo algo que es un convenio que haces y que si quieres romperlo no
lo haces con el engaño fácil y artero, ante todo pones tu casa en orden,
comunicas tus necesidades no cubiertas y declaras tu posición que hace que
rompas con lo convenido, luego eres libre de toda justicia para hacer y rehacer
tu vida. Pero nunca a traición, porque de ese modo has dado pie a que los
fallos de él se conviertan en aciertos, te equivocaste en tus acciones y no
quieres razonar, como también te has equivocado en juzgar mis conceptos y tu
accionar ha sido el de separarles de mí, ponerme entre la espada y la pared, no
dejando que pudiese tener una salida correcta. Lo tuyo ha sido una imposición
sin posibilidad de revisión. Un acto dictatorial. Y además lo justificas…pero
ni aun poniendo ante mí una mesa de angustiadores puedes llegar a tener razón,
parece un tribunal de la inquisición más de una cena agradable. Y me disculpo
ante los invitados que debe asistir a esta discusión.-
-
No,
si estamos aquí para oírles. Es parte de nuestra existencia como vecinos y
partícipes de vuestras vidas. Por lo que todo cuanto os tenéis que decir,
deciros por favor y si hubiese algo que agregar, ya lo haremos cuando lo
consideremos oportuno.- el Dolor había tomado la palabra y de alguna manera
daba el visto bueno a este intercambio de acusaciones.-
Vino a mi mente martillando mis recuerdos como
si en el yunque de un herrero estuviesen puestos. Tanto y tantos momentos en
que me enfrasqué en la misma discusión estéril, porque ninguno de los dos
cederíamos un palmo de las posiciones que defendíamos. El ataque de ella era
harto conocido por mis convicciones y solo era necesario para que comenzara a
sacar su artillería, que yo ya tenía preparada la mía. Desde el comienzo de la
relación así había sido, sus razones contra mis conceptos. Lo que más deseaba
era mi posesión y no quería que fuese compartida, que adoptase sus conceptos
sin que ella estuviese dispuesta a hacer lo mismo con los míos. Y de mi parte
siempre opuse el razonamiento, la posibilidad abierta de la conciliación de
visiones, pero ella cerró esas aperturas y negó toda posibilidad de llegar a
acuerdos.
Dos posiciones, la de poseer y hacer un nuevo
convenio desde el presente, olvidando el pasado por su lado, y la de conciliar
pasados, presentes y futuros juntos y sin restricciones, basándose en un amor
compartido hasta la fusión; sin embargo no fue uno ni otro el resultado, por
todo lo contrario el disenso hecho una norma diaria, una rutina, ganó el terreno
fértil para la separación de caracteres unidos por la desesperación ante la
soledad. Ese fue el real motivo de la unión y sostuve desde ese preciso
instante que lo mío sería una obediencia ciega a lo que supuestamente el cielo
ponía ante mí…y me mentí.
Me mentí porque las oportunidades no eran
disposición de ninguna orden celestial o de inspiración divina como creí que
era, las opciones que se abrían ante mí futuro eran varias y bastante
disímiles, solo debía elegir correctamente, con sabiduría y reflexión. Alguien
me dijo en aquella mañana de la decisión, “Ten cuidado que no querría verte
dentro de diez años sufriendo”, pero la tozudez es más fuerte que la razón que
otros puedan llegar a ver con claridad y no acepté el consejo, aunque
íntimamente sus palabras no dejaron de reproducirse ante cada enfrentamiento. Y
no fueron diez, ni uno, ni días; fueron años, dieciséis en total por los que
pasé tratando de convencerme que hacía lo correcto y que no daría argumento a
la advertencia. Mal obré, mal decidí, mal opté, mal hice a los que me seguían y
a los que vendrían, mal hice a mi pasado y a mi futuro. La línea de la vida la
obligué a que fuese la que yo quería y no la que debió ser. Me engañé a mí
mismo diciendo cada día que la situación podía cambiar, que si yo obraba con
amos y licencia, su carácter se amoldaría a lo que estábamos construyendo, pero
ella vio en todo lo hecho que siempre había una piedra mal puesta, un escalón
mal pisado, un camino no deseado, una actitud que no coincidía con sus preferencias.
Y hoy estoy ante lo que debo llevar el resto de
mis días, miedo, dolor, depresión enfermedad, dependencia e incertidumbre con
un ego que no iba a ser menos de lo que se espera de él, apuntar hacia su
propia conveniencia y no debo olvidar que fue él causa de mi cerrazón ante los
consejos recibidos. Mi ego, que me dicta que siempre tendré razón, que es
primordial que defienda a capa y espada mi persona y con ella mis convicciones,
como si estas fuesen inamovibles, eternas, fundamentadas en roca viva, sagradas
y por ello intocables. Fue el ego el que atizó las llamas de considerar cada
palabra de ella como un ataque a mis conceptos y fui ciegamente tras sus
órdenes y pareceres.
Ahora viendo frente a frente a los invitados
que pasarían a ser mis condiciones de vida, teniéndoles de cuerpo presente es
el momento de decidir cuál de ellos serán los que más cerca se encuentren de mí
y a cuáles dejar en un segundo plano. Porque la elección se ve a simple vista
fácil, pero con ellos cargaré por un largo tiempo.
-
En
vuestras vidas hemos ocupado diferentes lugares e importancia, y esto ha sido
en ambos, solo que cada uno eligió el grado de significación que tendríamos y
si soy veraz, aquí no han sido invitados otros que han o tienen tanta
relevancia como nosotros.- terció el Ego con una consideración que ponía en
dudas la organización de la fiesta.-
-
Yo,
yo puse a los invitados que me parecieron eran los que más interés nos
despertaban. No sé a quienes se refiere usted?- dijo mi mujer.-
-
Ya
que lo pregunta le diré algo querida.- respondió la Incertidumbre desde su
cercanía.- usted ha llamado a los que consideró sola como necesarios. Y cuando
digo sola, lo enfatizo porque no veo que lo haya consultado con su marido, y si
bien creo que obró con cierto criterio, este no necesariamente debe ser
compartido por él.-
-
Yo
creo que fue una decisión arbitraria, parcial, unilateral.- dijo la
Dependencia.- usted debió hablar de esto con él.-
-
Pero.
Pero si le dije que haría una reunión.- se excusó mi mujer.-
-
Sí,
le dijo que haría una reunión con los vecinos que él no conocía, sin embargo le
intimó a que accediese a su propuesta so pena de una separación que él no iba a
aceptar y eso lo sabía de antemano.-
-
No,
rotundamente no. él debía aceptar que se organizara esto porque era para su
bien. Dejar o alejar de aquí su concepto, renunciar a algo que estaba
estorbando la convivencia era más que necesario, yo he cedido en mucho y
soportado que su concepto me hiriese mi estima, y de ello puede decir bien el
señor Ego que sabe cuánto he sufrido; las humillaciones, las mentiras, lo que
la gente ha llegado a pensar de mí por mantener a su concepto entre nosotros,
los malos momentos que he pasado por la muerte de mis padres, por los problemas
económicos en que sus decisiones me llevaron, hasta vender las joyas de mi
madre para solventar las deudas, llegó.-
-
¿Él
vendió las pertenecías de su madre? Y las deudas las adquirió él por lo que me
dice.- preguntó el Ego.-
-
Sí.
No las vendió él, pero tuve que hacerlo yo.-
-
Y
esas deudas, ¿no fueron adquiridas entre ambos?- repreguntó el Ego.
-
Bueno…en
parte fuimos los dos.-
-
No,
hay deudas que las adquiriste tú y yo no estaba de acuerdo con ello, lo dije y
mantuve. No en vano tuve que hacer malabares con el poco o mucho dinero que
ganaba para conformar tus gastos, que aún hoy pongo en dudas de dónde
aparecieron.- contesté en medio de las vacilaciones de mi mujer.-
-
Fue
tú administración, no lo olvides, yo siempre estuve sojuzgada a tus ideas y
estrategias.-
-
Eso
no fue así, te di más de una docena de oportunidades para que los gastos se
controlaran y que la economía se saneara, pero no quisiste avenirte a ello y
abandonaste a los pocos días cualquier sistema que pusiese en práctica,
argumentando que no te gustaba o que no era lo que a ti te parecía conveniente.
¿O no recuerdas cuando pedí que de la caja del negocio se separar un tanto por
ciento para los gastos de la casa y el resto era para el pago de facturas y
deudas atrasadas? ¿Y qué hiciste al respecto? Lo abandonaste sin más. Y cuando
dije que los talones no debían superar la cifra de lo depositado en el banco,
¿qué fue lo que hiciste? Nada menos que librar talones que eran imposible pagar
si no existía otra entrada de dinero, entonces aparecieron los bienes que
había, lo que era posible vender como desperdicio, y demás.- los recuerdos me
enfurecían.- ¿Recuerdas cuando me decías que no trabajaba lo suficiente? ¿Qué
no alcanzaba para los gastos? ¿Qué los tuyos estaban acostumbrados a beber una
marca de zumos y ahora ni el zumo de segunda calidad se podía comprar? O cuando
era socio de esa empresa de repartos y me esperabas antes de las once, hora en
que cerraba el depósito del banco, para que diese lo que había ganado antes de
rendir cuentas en la sociedad, porque no tenías dinero para hacer la compra
diaria? ¿Recuerdas que trabajaba en esa sociedad y tú me regañabas porque le
daba demasiado tiempo, o cuando me decías que no debía estar tanto tiempo en el
taller de mis reparaciones, para luego enrostrarme que no hacía lo suficiente?
¿Recuerdas que más de una vez te llevé obligada al taller para que vieses que
el dinero que ganaba era más que le que el negocio daba, y que las reparaciones
las hacía hasta recuperando piezas de otros artefactos para no gastar en nuevos
repuestos? Sin embargo nada te era suficiente, nada alcanzaba para que
comprendieses que era el máximo de lo que se podía hacer, no dabas importancia
a mi esfuerzo ni a lo que hacía, jamás escuché de ti un aliciente, una palmada
en el hombro, para ti todo era parte de mi responsabilidad que no cumplía en toda
su extensión.-
-
Y
¿qué no era así? O ¿hacerse cargo de una familia no merecía un poco más de tu
parte?-
-
Pero…tenía
dos trabajos… qué digo tres si le sumo que los viajes de fletes que hacía en
los ratos que me quedaban; fletes a comprar para un vecino con verdulería, a la
otra con su despensa, al otro con una mudanza y así continuamente, sin importar
el horario ni el esfuerzo, solo había que hacerlo y tú en lugar de alentarme
solo te fijabas si no estaba flirteando con la cliente o si cobraba lo
incorrecto, esto último fue una constante en todo lo que hiciese y yo callando
para no seguir tus acusaciones.-
-
Como
veo y puedo juzgar, lo vuestro es un tema terminado; tantos son los reproches y
cada uno puede ser atendido por separado y hasta algunos bien justificados que
sería difícil elaborar un resultado ecuánime.- reflexionó la Incertidumbre.-
por lo que puedo comprender, cada uno tiene una parte de la verdad, solo una y
a veces ninguna. Nos reúne usted para que su marido sepa que tiene por delante
a modo de sentencia suya sobre su futuro, pero esta sentencia de la que no se
ha salvado también tiene un origen y si indagamos en él, tal principio está más
del lado de su marido que del suyo mi querida.-
-
Claro
que sí, esto lo origina él.-
-
No,
no querida, no me ha escuchado bien, está de su parte el haber originado esto.
Usted le juzga y luego le carga con nuestra vecindad, pero no la exculpa el
haber ayudado que esto ocurra y no veo que usted querida lo comprenda. Es de su
mano oculta y sin misericordia de dónde salen las obras y las palabras que
terminan minando a él, que le llevan a tener que aceptar pasivamente un lugar
inaceptable, lo hiere mortalmente y no le presta auxilio.-
-
Yo
le he acompañado en todo momento en sus dolencias y malestares, he tenido que
hacerme cargo de la economía porque él no puede trabajar ahora, porque le duele
todo, porque tiene síntomas que se ha inventado y dice que está en una
situación “alegremente irresponsable” ¿Usted cree que decir eso solo no es de
alguien que se merezca vuestra compañía?-
-
Lo
de nuestra intervención, comprenda de una buena vez querida, es por su
invitación. Es usted quién organiza esta reunión dónde enfrenta su futuro, él
que usted ha originado, con la aceptación sine qua non en que no tiene más
salida que decir sí a su propuesta, se allana en todo, pierde su concepto,
pierde su independencia, pierde su ego, gana miedo, gana depresión, carga con
la enfermedad y el dolor, tendrá por delante mi compañía, pero querida esto lo
pone usted como parte del banquete que él debe comerse sin decir mu.- sentenció
la Incertidumbre.-
-
Al
final le defienden, eso porque él es un manipulador, porque con dos palabras
sabe ganarse a la audiencia, es muy astuto e inteligente, les va a dar vuelta
cualquier argumento que se ponga por delante y se saldrá con la suya, siempre
pasó y seguirá pasando. Yo lo sé desde que le conocí, que él manipula a las
personas, él mismo me lo ha dicho, hasta se ha engrandecido repitiéndolo como
si tal fuese una hazaña cuando es algo que nunca debería haber hecho.-
-
Quiero
decir algo.-dijo la Depresión.- tú eres una vieja amiga mía, te conozco bien y
hemos pasado muchas noches juntas, he sido tu paño de lágrimas y cuando
buscaste refugio en mí lo hallaste siempre a tu servicio, no te he dejado
tirada en tus aventuras, bien que debes recordarlo. Dicho esto, te diré que no
es defensa de él en que hemos salido, sino que debes comprender que solo
obedecemos a estar con quienes nos buscan, quienes nos abren sus puertas y
permiten que entremos. Hay casos en que lo hacemos por las necesidades de
otros, en eso casos somos leales a mandatos superiores que tal vez…sí, tal vez
no estés preparada para comprender, y no lo digo en desmedro de tu
inteligencia, sino porque es posible que incluso esta oportunidad no sea solo
para él al saber por tu iniciativa de lo que le depara la vida. Digo que
incluso hoy puede ser que sea tan o más útil nuestra intervención para ti que
para él. Es la ocasión en que se puede analizar fríamente acontecimientos
pasados que forman parte del futuro, por las implicancias de las decisiones
tomadas…no sé si soy clara.-
-
Lo
único que comprendo es que lo que esperaba que fuese para él una reunión en que
supiera lo que va a soportar por sus decisiones, se ha vuelto un juicio hacia
mis decisiones.-
-
Pues
no es así. Puedo decir con justificada razón que no es así. Cuando uno expone a
otro las debilidades por las que asará esperando que eso será por escarmiento y
venganza; cuando se hace con el ánimo del “Has visto te lo dije, te lo advertí”
está errado en la dirección con que se tomó.- las palabras del Miedo caían una
a una sobre ella.- tener miedo ante lo que uno hace no es malo, ayuda a reflexionar
y optar por el mejor camino, pero si se hace pensando que todo cuanto pasa es
para el otro y que de la situación que se provoca no se sacará más beneficio
que ver a la otra parte humillada por los retos que deberá asumir, es estar
equivocada, es no haber pensado en aprovechar el momento para que algo quede de
residuo beneficioso para uno mismo. Piensa que es mucho más que una oportunidad
que él tiene de saber a qué enfrentarse, también piensa en lo que estás
recibiendo, en los enjuiciamientos a los que te ves obligada a aceptar. Si se
pone en tela de juicio lo que has hecho es porque forma parte de las decisiones
que él tuvo que tomar, y que no es responsable en la totalidad sino que la
comparte con quienes le llevan a determinado lugar. Y no lo dejaré de decir,
eres tú quién hasta ahora has funcionado como su pareja, la que te incluía como
copartícipe de las acciones tomadas.-
-
No
me cargue ahora con sus decisiones. No tengo nada que ver con lo que le toca
sufrir, se lo buscó solo.-
-
No,
no es así. No comprendes tu participación y por eso el enjuiciamiento que
hacemos de tus actos.- ahora quién hablaba era la Dependencia.- no entiendes
todavía que esta reunión hubiese sido realmente efectiva si en tu ánimo hubiese
estado el saber qué es lo que AMBOS llevarías en adelante. Has cortado el hilo
conductor y te has posicionado en separado; él tiene esta carga y yo a lo sumo
deberé soportar las consecuencias de verle sufrir, pero de ningún modo es
también mi sufrimiento, esa es tu posición y tu ánimo. Y creo que esto es
irrebatible y mis compañeros de mesa estarán de acuerdo con ello.-
-
Sin
dudas señora, estamos en todo con lo que has dicho.- aclaró el Dolor.- ambos
son parte de estas consecuencias, uno por originarlas y otro por decidir, ambos
se han equivocado y creo que repartidos en distintas formas y prioridad de
aparición así como en intensidad, nosotros estamos para ser parte de vuestras
vidas a partir de ahora.-
-
Así
es y el parecer es unánime según veo.- dijo la Enfermedad levantándose de su
sitio y echando una mirada en busca de la aprobación general de los siete, la
que fue afirmada con un leve movimiento de sus cabezas.- por lo que su reunión,
estimada señora, es tanto para su marido como para usted.-
-
¡Pero
cómo! Cómo se atreven a decir que yo tengo que vivir con ustedes.- grito mi
mujer.- es inaudito, no lo acepto…-
-
Eso
mismo señora.- le interrumpió el Miedo.- eso mismo, usted no lo acepta y él
debe aceptarlo según su estrecha visión. Usted le impone con esta reunión que
acepte como siempre lo ha hecho, que vivir con nosotros es algo irremediable
que no admite discusión, un hecho cerrado, y que usted no tiene nada que ver en
un origen mutuo, su posición es francamente insolidaria y falta de todo aquello
que llamó amor en algún momento. Creo que se hará merecedora de algo más que
una parte de la responsabilidad que ha querido que él solo cargue. Si mis
compañeros están de acuerdo, tomaremos una sentencia para usted.- él también
paseó la mirada por el conjunto de invitados.-
-
Sí,
sin dudas.- dictó la Enfermedad.-
-
Sí,
rotundo.- dijo el Ego.-
-
Sí,
y no dudo.- dijo la Depresión.-
-
Sí,
así será dijo el Dolor.-
-
Sí,
lo afirmo y comparto.- dijo la Dependencia.-
-
No
hay dudas querida que estamos todos de acuerdo.- le dijo con un tono más bajo
que el resto la Incertidumbre.-
-
Por
lo tanto, declaro que…- el Miedo midió la audiencia y continuó.- declaro que
usted señor, deberá vivir con esta prioridad, la que le damos como advertencia
para que acomode su vida. El menor grado será para mí, el Miedo y le seguirán,
la Dependencia, la Incertidumbre, el Ego, la Depresión, la Enfermedad y por
último, con quién hablará cada día de tú a tú, el Dolor, él será su compañero
inseparable que le hará bien si lo utiliza para crecer o será su condena si le
da lugar que él conduzca su vivir.- hizo otro espacio para mirar de frente a mi
mujer.- usted señora no tendrá opción de tener una escala de apariciones
nuestras, tendrá a todos a cada momento del día, de una u otra manera sufrirá
nuestra convivencia, solo si logra crecer en su interior, iremos alejándonos un
poco, pero solo un poco.-
-
Esto
no es posible! Yo no tengo nada que ver con sus locuras y sus mentiras.-
vociferó mi mujer indignada ante lo que sus invitados le habían dado como
sentencia.-
-
¿Mentiras?
¿Usted dice que son mentiras lo que siente y sufre? Entonces señora aclare su
mente y recuerde que fue usted quién nos invitó, pero en ningún momento nos
dijo que nuestra intervención sería una acusación lisa y llana a su marido, lo
organizó si mal no recuerdo con el fin de agasajarle y presentarle a sus nuevos
“vecinos”, por así llamarnos.-
-
Sí,
claro que fui yo quien organizó esto. Lo hice y ya lo repetí varias veces, para
que supiera con lo que debería llevar adelante.-
-
Llevar
adelante.- dijo la Depresión.- mejor diga “lo que él debe llevar por lo que ha
vivido y decidido”, es más acertado a lo que ha querido hacer.-
-
Él
tenía que ser consciente que sus pesares se debían a como es, y no que era
culpa mía.-
-
No
solo suya o de él señora, de ambos y cada uno tiene lo que merece.- le dijo la
Depresión un tanto molesta ya por la posición de apariencia irreductible de mi
mujer.-
-
Cada
uno es responsable de sus actos.- le respondió ella.-
-
Justamente
eso señora, cada uno es responsable y ¿Usted no lo es? Quiero decirle antes que
me responda, que ha sido usted precisamente quién habla de responsabilidades, y
aquí cada uno ha obtenido al suya.-
-
Señora
Depresión, usted y el resto se ha equivocado conmigo. Yo soy la anfitriona, yo
le convoqué, fui yo quién les llamó y fui yo quien se preocupó por que él
supiera que le deparaba el destino.-
-
Destino
que parte de las actitudes de ambos señora.- tomando la palabra el Ego.- y es
allí donde usted no reflexiona, ni se allana a las consecuencias que esto trae.
Además le diré, que por más que me agrade escuchar de boca de alguien que
reitere el yo en la conversación, usted está abusando de mí.-
-
¿Cómo?
¿Qué quiere decir?-
-
Digo
que usted pone de énfasis tanto “yo” que al final sobrepasa los límites que
poseo como ego. Mi función es reafirmar su personalidad, pero si usted hace
abuso de mí condición, está cayendo en un grave asunto que debo aclararle; el
“yo” sirve para personalizar, pero cuando su uso es el de poner una distancia
innecesaria, está dejando que mis condiciones se pongan al mando de su
personalidad. Se lo advierto para que después no se den a malas
interpretaciones, si salgo de mis límites no es por mi gusto, sino por su
decisión y le reitero una vez más, es abuso y eso se paga con consecuencias.-
-
Yo
soy yo y no tengo porque cambiar. Y las consecuencias se ven aquí con las
actitudes de él. Y sino mire como se comporta, callado y esperando la
oportunidad de hacerme quedar como la mala de la película, la bruja del cuento,
¿qué espera para hablar y decir algo? No, porque dirá que cuanto digo de verdad
es rebatible con sus manipulaciones. Y a tanto ha llegado esto, que los ha
puesto a ustedes en mi contra. ¡si soy la desdichada y nadie se da cuenta!- los
ojos de mi mujer lagrimearon buscando la clemencia y favor de los invitados.-
-
No
llore querida que así no se consigue nada y no se soluciona tampoco. Nos ha
convocado aquí y hay que asumir que esto podía suceder. ¿no lo pensaste así
cariño?- la voz de la Incertidumbre siseó sobre ella.-
-
No
doy más, me entrego a lo que digan, no voy a poner más resistencia, pues es
claro que no me escuchan, solo han prestado atención a él y los ha manipulado,
no me cabe ninguna duda.-
-
Señora
mía.- comenzó diciendo la Enfermedad que estaba callada expectante.- usted
debió pensar en quién traía aquí en primer lugar; en segundo lugar debió saber
que somos “sus” vecinos, de ambos y que no saldría de esta reunión sin tener
que reconocer su responsabilidad en los casos que quiere poner sobre su marido,
porque bien se ha dicho y repetido, el origen es suyo y las consecuencias
compartidas. Por lo tanto acepte de una vez que esto es así y que no hay más.
Solo soportar la sentencia que hemos dado de manera unánime.- La Enfermedad
había dado el parecer general y respondido a mi mujer con limpieza.-
-
Creo
que a estas alturas no hay duda de que tenemos que asumir las responsabilidades
de los hechos por nuestras decisiones.- tomé la palabra.- soy consciente que la
elección fue errónea, que mantener el estado de cosas con el solo respaldo de
pensar que ella cambiaría fue un error en que caí dando al ego el lugar que no
tenía por qué tener, sometiéndome a ceder ante la propuesta de ella sin
anteponer mis necesidades y las de los míos, me equivoqué y solo me cabe
aceptar lo que tengo por delante sin discutir la sentencia. Soportaré a cada
una de las circunstancias que se presenten y las tomaré para mi crecimiento y
beneficio. Que ella haga lo que desee, no la voy a juzgar ni tampoco estaré
para que su responsabilidad aumente a medida que me ataque.-
-
¡Claro!
Ahora es el mártir, el bueno, el que acepta todo y calla, el que no se rebela,
el mismo que cuando tenía que exigir más en el trabajo no lo hacía, por
miedoso, por quedar bien con sus clientas, porque nunca le importó lo que yo
pensara. Les ha manipulado tal como les dije y ustedes van a aceptar sus
palabras como buenas y hasta le condonan parte de su carga. Pero a mí me dan la
sentencia que no debo llevar, es injusto todo esto.- chilló mi mujer.-
-
Señora,
hemos dictado sentencia, hemos escuchado las partes, se ha hecho justicia y
ahora nos retiramos para cumplir con nuestras obligaciones.- dijo el Dolor.-
Ella agachó la cabeza y lloró o fingió hacerlo
como tantas veces antes.
Yo cerré los ojos para similar todo lo
sucedido.
Entonces me levanté aunque ellos aún no lo
habían hecho y dije:
-
Gracias
señoras y señores. Sé lo que me espera. Y por lo tanto ahora me voy.- dije con
cierto aire ceremonioso.- ahora en cuento a ti, quiero que sepas que ya no eres
mi mujer, estás libre de hacer lo que desees, pues me voy para no regresar.
Puedes juntar lo tuyo con lo mío y quedártelo, te será útil en algún momento.
Me voy con lo que tengo puesto y dejo que las cosas ocurran simplemente. Adiós
a todos.-
Incliné mi cabeza en señal de saludo y me fui
por la puerta principal.
Adentro quedaban dieciséis años de tortura
mutua.
Me fui hasta encontrar un lugar donde recalar y
reiniciar la vida que de allí en adelante tendría.
La jornada de camino fue larga, sin embargo no
sentí el peso de abandonar todo de esa manera. La reunión había sido al fin
beneficiosa para mí y poco me importaba que había sacado ella de resultado.
Lo nuestro estaba terminado.
Llegué a ese lugar elegido; alcé mis brazos a
los cielos y les dije que hasta allí había llegado, que no podía hacer más, que
dejaba en sus manos mi futuro, mis fuerzas se habían terminado.
El cielo azul claro me recibió con franqueza.
No hubo música angelical.
No hubo manifestación gloriosa.
No hubo luz cálida que bajara iluminando mi
persona.
Nada de eso.
De la nada, en medio de un gentío que pululaba
de un lado a otro, sin espectacularidad alguna, apareció un ángel hecho mujer.
Me sonrió con picardía y en sus ojos me decía:
“Aquí estoy. Por ti vine. Y por ti viviré el resto del tiempo que desees estar
a mi lado. Soy tu recompensa. Lo que esperabas.”
Todo eso comprendí en un instante.
Corrió hasta mí y nos fundimos para siempre en
una sola persona.
El Ángel había llegado.
A mi lado estaba el dolor, la incertidumbre, el
miedo, la depresión, la dependencia, la enfermedad y mi ego. A todos ella
recibió y dijo:
-
Todo
cuanto padezcas, lo padezco yo también desde hoy. Y a todo le haremos frente
juntos por siempre.-
Fue nuestro lazo eterno, es nuestro lazo hoy y
lo será por siempre, estoy seguro de ello.
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Recuerda: cada vez que no comentas una de mis notas, Dios se ve obligado a matar un gatito. Campaña contra el maltrato animal.