Los Nuevos Monjes de las tertulias Feibucianas

Ayer, entre los debates que suelo mezclarme en el Facebook, ingresé a uno de los tantos y en él, con otro de los tantos santones que pululan por el espacio virtual en su condición de pater noster de la página. 
No era la primera vez que entraba en sus propuestas de intercambios donde, a modo de nuevos directores de tertulianos feibucianos, lanzan la piedra del escándalo y ocultándose por algún tiempo esperan con sus sonrisitas sarcásticas que se arme algún follón de donde sacar 

partido, emergiendo como los salvadores iluminados de la humanidad, verdaderos Salomones que imparten justicia y santas palabras armonizando el éter, calmando las aguas y dividiéndolas como Moisés mismo; e incluso caminando sobre ellas si se les pudiese ver. 









Como decía no era la primera vez que me perdía en los entresijos de algún debate, pero venía oliendo que los inocentes contendientes que con toda buena voluntad exponían sus entrañas confesando sus vidas con éxitos y errores, siendo un día alumnos y otros maestros en un ir y venir de conocimientos propios, que desgranaban con absoluta sinceridad y candidez, eran a veces denigrados otras aplaudidos y muchas manipulados por el monje entre las sombras del Salomón vestido de Pilatos, con intenciones que no me eran del todo claras; por momentos parecía que su puesto de voyeur le excitaba alguna retardada fantasía adolescente indispuesta y otras que sacaba de la lucha, argumento para su propio peculio como quién tiene acceso a un teatro de operaciones privado, un salón experimental donde los cobayos se dan palizas de acuerdo a la dosis de estimulantes que le aplicara por medio de placas con frases melindrosas y paisajes bucólicos; por ejemplo:"La vida es una rosa, pero está llena de espinas", frases con lugares comunes que llevan a pensar e identificar miles de sensaciones y emociones encontradas que en un debate se encontrarán con otras tantas y distintas formas de ver, tanto la vida como la floristería. 






Siempre al final aparecía este santulón a dar la conclusión y poner el broche de oro con una enigmática y poco creíble frase final. Fue allí donde comencé a ver con claridad la incoherencia de sus conceptos y los derrapes en sus valores básicos; se decía y desdecía con una facilidad que ni un aprendiz de vendedor de alfombras lo podría haber hecho peor.
El colmo llegó cuando un tanto harto de sus "fuori di pista" le hice un pequeño llamado a la reflexión y le mencioné su error de coherencia al afirmar Él que no se guiaba por lo que los libros decían para su desarrollo, pero sin embargo en su vida bloggera se dedicaba a escribir libros que tenían el fin de ayudar a las personas a desarrollar sus potencialidades. Argumentó otra incoherencia para tapar la anterior y allí me di por enterado que no era necesario seguir soportando más ese tortuoso camino y me borré de su página.









Esta es la advertencia, en nuestro afán de querer inocentemente contribuir con otros a mejorar y enriquecernos mutuamente, solemos caer en manos de estos monjes oscuros que solo satisfacen sus egos y hormonas tardías, confundiendo a las personas que de buena fe se prestan a la buena tertulia; y donde pudieron nacer excelentes amistades enriquecedoras, quedan malas cenizas de desencuentros provocados por ellos, los nuevos Pilatos vestidos de Salomones.

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