La incomprensible guerra diaria.

En esta era de lo instantáneo, inmediato, inminente, urgente, donde lo imprescindible se mezcla con lo perentorio y lo accesorio, nos encontramos en un medio que hemos creado como hostil. Salimos de nuestros hogares preparados, alistados para la guerra diaria, no hay paz en nuestros corazones ni tranquilidad en nuestras mentes, todo es un torbellino que nos engulle y transporta a un escenario bélico. En lo laboral, el miedo a perder es permanente y contra ello batallamos. En nuestras relaciones, el ego hace su campo de marte para librar contiendas por prevalecer, agradar, conquistar al otro. En el desplazamiento queremos estar siempre en la “pole position”, sea ante un semáforo que nos detiene, una curva que tomamos, o un camino que deseamos tener libre por delante; ser primero es una necesidad de todo el que conduce, incluso lo sabemos hacer caminando, rebasamos a los rezagados y en ocasiones hasta hay un gesto de desagrado por la supuesta lentitud de los que nosotros camin...