Dos huevos duros y una baguette.



Leo que el “brainstorming” en un 80% no da resultado.
Comprobado por Bernard Nijstad en un informe que da por sentado que el sistema inaugurado allá por el ’40, del pasado siglo por Alex Osborn, no sirve para encontrar una solución valedera a un problema, ni para generar ideas innovadoras, como lo puede hacer un individuo encerrado en su propia y única esfera interpretativa de la realidad, su realidad.
Bueno, digamos que innovamos diciendo que es mejor uno, que un grupo; al igual que es mejor ver la luz blanca en lugar del espectro de colores o radiaciones. O es mejor un dictador que un Congreso de distintas ponencias políticas democráticas.  O un único espermatozoide con una única posibilidad de fecundar un óvulo, que un grupito de millones de espermatozoides pujando por llegar a su gloriosa meta de provocar la vida de, por ejemplo, Bernard Nijstad.



En un primer congreso de micro empresarios que se realizó en un país sureño de sud América, tuve la fascinante oportunidad de asistir con un circunstancial, y luego gran amigo, de comprobar las bondades del “brainstorming” verdadero, puesto de manifiesto por un profesional (mi amigo) y sus asombrosos resultados. Era una de las participantes que tenía un problema en su organización y pequeño emprendimiento en un lugar un tanto inhóspito del país, debido a las condiciones políticas y sociales culturales que su entorno desfavorecía por completo la implementación de un nuevo concepto de empresa, una cooperativa tercerizada virtual. En el congreso, los ponentes no dejaban (como es costumbre) a tratar casos particulares, por lo que el congreso paralelo que se monta en los pasillos y los bufet son los más ricos y exitosos que lo que se expone en realidad.
Fue suficiente que el problema llegara a oídos de mi amigo para que este propusiera que hiciéramos entre los que estábamos en ese lugar una lluvia de ideas para “mojar” literalmente a nuestra compañera de congreso, con soluciones de los más diversos pelajes, colores y razas. Él se erigió como coordinador y nombro a un escribiente para que tomara nota de cuanto se dijese en la mesa, dejando a los participantes (todos) en la mera tarea de pensar y decir lo que viniese a su mente, con solo pensar en el problema y situándose en el lugar socio político cultural en que se mantenía el conflicto. Explicó que todos debían cerrar sus ojos y dejarse llevar por su relato: seguido desgranó una historia por él mismo inventada e improvisada en el momento, donde detallaba las adversidades de la compañera. Su voz modulada hizo que el relato pegara en las mentes y no bien terminado, las bocas comenzaron a escupir soluciones. Nuestra amiga se vio envuelta en una auténtica catarata de posibilidades, pero incapaz de decidir por cuál decidirse. Tras un tiempo de trabajo, detuvo el ejercicio por considerar que se había agotado por el momento la capacidad imaginativa existente en el grupo; aparentemente, y luego lo pudimos ver, comenzábamos a reiterar soluciones sin darnos cuenta. Eso era síntoma de agotamiento.
Mi amigo, como coordinador, se tomó el tiempo para leer lo que el escribiente y parte del grupo había registrado, lo escrutó un poco señalando y tachando lo reiterado y se lo presentó a nuestra amiga con la siguiente tarea: retirarse y meditar sobre las soluciones que él marcara como potables, pero no dejando de leer el resto. Luego debía tomar un par de ellas como posibles y accionar en consecuencia. Necesitaríamos saber el resultado inmediato de cómo funcionaba lo que habíamos hecho.
Al día siguiente y después de la primera ponencia de la mañana, nuestra compañera nos reunió en el bar y nos comunicó cuál había sido su respuesta con sus dos opciones y se comprometió a enviarnos informes de los resultados a los quince días de poner en marcha lo sugerido.
Diez días después de finalizar el congreso, ya en mi casa, recibí un mail con el informe de nuestra amiga y compañera de aquella aventura, decía: “No les hice caso por completo, uní ambas opciones y lo puse en marcha. Hoy se ha aceptado el borrador de la formación de la cooperativa virtual tercerizada, con una aceptación del 100% de parte del gobierno y del pueblo. Nadie se ha opuesto y me dijeron que debí haber aprendido algo cuando me fui, pues ahora me explicaba como correspondía. Antes no me entendían. No podían ver lo que les proponía y que tenía el apoyo por completo.”



Un equipo espontáneo, desconocidos entre sí, actuando en un escenario imaginado, por propia voluntad, sin remuneración ni otro aliciente que el de hacer por sí, usando la mejor herramienta que tenemos, nuestras mentes, lograron vencer la resistencia de un sistema y el parecer de un pueblo.
Solo hizo falta alguien que supiera cómo hacerlo y bien. Un coordinador que interpretó y guió el equipo, que supo comandar y poner las metas finales. No se necesitó más.
El “brainstorming” sirve, no tengo dudas.
Y la razón vuelve a ser la misma que la que utiliza la consciencia colectiva de la sociedad de las hormigas.
Cuando habiendo detectado una fuente de alimento muy sustancioso para el hormiguero, la hormiga exploradora regresa indicando el camino encontrado, pero resulta que durante el viaje de regreso, el paso de una fina punta de un palo cayendo de árbol ha trazado una grieta tan profunda que es insalvable para una hormiga. El camino para ellas está cortado por un abismo. Del otro lado espera el sustento por largo período para la colonia. ¿Qué hacer en este caso? Una hormiga se arrima al borde de la grieta y se sujeta con cuatro de sus seis patas; otra hormiga se sube a ella y sujetándose con cuatro patas traseras deja sus dos delanteras avanzando sobre el abismo. Así una a una van formando un resistente puente por donde en minutos estarán pasando miles de otras hormigas para transportar el alimento hallado. Se trabajó en equipo, no fue una solución de un solo individuo, sino de decenas de ellos.
La individualidad no encierra en nuestra propia esfera y esta por lo general tiene un solo agujero por donde miramos la realidad circundante; y por más que nuestra esfera sea de 360º, el punto focal abarca poco más de 1º, a lo sumo 10º cuando somos muy permeables o cristalinos. Eso nos indica que por lo general en nuestras apreciaciones perdemos los grados restantes, que son demasiados.
El refranero popular no ha estado equivocada desde años ha; se dice de la época de nuestros abuelos, o antes:
-          Cuatro ojos ven más que dos.- Anónimo
-          La unión hace la fuerza.- Anónimo
-          Una cuerda de tres ramales difícilmente se rompa.- La Biblia
-          Un solo golpe no derriba un roble.- Anónimo
Y así podría seguir recitando cantares y dichos que el vulgo sabe por experiencia que solo es poco lo que se logra, como aquel viejo dicho africano:
-          Si quieres viajar rápido ve solo, pero si deseas llegar lejos hazlo acompañado.-
Todos aluden a la necesaria compañía humana, al trabajo en grupo, armónico y civilizado, aportando cada cual su potencial sin desmedro de nadie, para un bien común.



El “brainstroming” sirve, siempre y cuando sea utilizado como corresponde, con la imaginación de por medio, la motivación y la disciplina necesaria.
Bernard Nijstad está equivocado o utilizó su punto de vista de 1º para ver un sistema de 360º, cosa que indudablemente le prohibió ver el resto.

Y para finalizar, mi mejor ejemplo de “brainstorming”: mi cerebro; no uso una neurona para escribir esto, sino que un grupo de ellas que van tirando ideas, palabras, conceptos que constantemente desecho o acepto, uniendo, recolocando, convirtiendo un conjunto de 23 caracteres, en algo fácilmente legible.

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