Conversación con un Diablo II (Relato hereje 2º parte)




Mi última experiencia marcó a fuego mis creencias y ya nada fue lo mismo.
Eso de hacer lo que me salga mientras no joda a nada ni a nadie, me parece interesante porque al final ser feliz y cumplir con los deseos personales no puede ser perjudicial.
Pero me ha quedao atragantado que esto me lo dijera un diablo, que por educación le sigo teniendo algo de grima y no termino confiando en su discurso por razonable que se vea.
Ayer pensaba en esto y me ha dado vueltas en la cabeza toda la noche.
Lo mejor que puedo hacer es despejarme de tantas dudas y contradicciones, me iré a pasear por la costa del río, allí siempre encuentro alguien pescando que le gusta hablar de banalidades.
-           Hola, ¿ha pescao algo?- pregunto
-           Hola, sí algunos peques.
-           Ah! Ya los veo, pero eso no sirve para comer.
-           No, los uso para pescar luego embarcado, en el medio están los grandes.
-           Claro, el pescao grande se come al chico, jeje.
-           Así es la vida…y nadie está fuera del agua ni del ajo.
-           ¡No me nombréis al ajo!- lo dice alguien a mis espaldas.
-           ¡No! ¿De nuevo por aquí?
-           Sí, suelo venir a ver cómo se pesca.
-           Raro en usted.
-           Al contrario, es relajante ver como los demás pescan o cazan; es como verles en la antigüedad cuando no había un súper dónde ir de compras.
-           Sí, ahora me dirás que era bueno andar en pelotas y a los saltos con esos bichos de seis metros. ¡Ah! No claro, que lo bueno no existe y todo es…bueno, ¡Huy! Como me ha dejao de confundido.
-           ¿Aún sigues con la misma canción?-
-           Y sí, pos que no le hallo la punta al carrete.-
El pescador se va, creo que le molesta la conversación o le asusta ver a Lucy y su color que según él es del bronceador.
-           ¿Pero es que no te crees que es el bronceador el que me da este color? Hombre de poca fe.
-           ¿Qué, lees la mente?
-           Por supuesto que lo hago, ¿cómo sino estaría al tanto de los deseos de mis personas?
-           ¿Tus personas? Esto es nuevo, no sabía que tenían un cupo asignado. ¿No es un poco burocrático el sistema?
-           Totalmente, la burocracia nace con nosotros, es necesaria y eficiente.
-           Es una mierda. Oficinas, sillones, gente con mil papeles y se la pasan rascándose el higo hasta que llegan las cinco.
-           Mala opinión de algo que no conoces completamente. La burocracia es la manera que uso Moisés, el sordo y tartamudo, para administrar el pueblo y le resultó. Fue la primera vez que un hombre escuchaba lo que le decía su suegro.
-           Eso porque no habrá tenido que soportar a la suegra y le tenía estima.
-           ¡Las suegras! Como si ellas no tuviesen bastante; dan a luz sus hijos e hijas y luego le pagan con críticas constantes. Desagradecidos que sois.
-           Para nada, que yo a mi suegra la escucho y le hago caso, a pesar que su hija sea una…
-           ¡No! No enjuicies de esa manera, que ella se haya prendido del carnicero no solo es su culpa, tú también llevas el sayo. ¿O acaso piensas que es fácil vivir con un tío como tú?
-           Mmm…no será muy fácil pero no tenía que ponerme los cuernos de esa manera. Me hubiese hablado, dicho que lo nuestro no iba o yo qué sé, alguna cosa que yo no cumplía. Le llevaba el sueldo completo, le ayudaba con las tareas de la casa, le llevaba dónde necesitara sin chistar. No creo haberme portado mal. Ah! Que el mal no existe.
-           Sigue, sigue. Cada vez más enredado tú. El bien y el mal no existen por separado, que son uno solo…
-           ¡No! ¡Por favor! Que me confundo más y más.
-           Será que tu estado es el que provoca los resultados, las consecuencias, tal vez sea que tu confusión la que trasladas a lo que quieres y deseas. No creo que hayan sido mis enseñanzas o aclaraciones las que te confunden, sino que ya lo estabas antes de tener un poco más de conocimiento, creo que es parte de tu misma persona, tu vestimenta, tu perfume, lo que comes y defecas.
-           ¡Hostias tío! Que solo sabes darme sermones como guantazos. Te parecen a mi madre, que Dios la tenga en la gloria.
-           Sí, ya, estará dónde le toque estar y sácate eso de las glorias y demás que no aprenderás jamás a diferenciar lo verdadero de lo falso.
-           Pero es que me dice que mi confusión es el mayor problema del mundo mundial, yo no creo ser el causante, estaré algo tonto, pero no es para tanto.
-           Mira hijo, tu mujer se fue porque se le calentó el conejito con el de la cuchilla, pero para que llegase a esa decisión hubo necesidades no cubiertas que le impulsaron a serte infiel. Y es que esto de las infidelidades es un tema que se ha tocado mucho y profundo en debates diabólicos, y te diré el porqué de tales discordias.
-           ¡Eso! Cuente, cuente que me interesa, y yo también pensando he llegando a una conclusión.
-           ¿Qué tienes una qué?
-           Una conclusión… ¿no se dice así?
-           Sí, no… quiero decir que está bien dicho solo que me extrañó por un momento que hubieses realizado un análisis de estas dudas.
-           Claro que las tengo, digo las dudas y también soy capaz de pensar por mí mismo.
-           Ya, no quise ofender. La cosa pasa por que hay dos posiciones encontradas, una que dice que la monogamia es natural y la otra que es adquirida. En esto primero aclaro que la monogamia como la entiende el ser humano no es igual allá que aquí. Digamos que allá si es natural y que aquí se filtró algo que debería haberse comprendido en su justo momento y no antes.
-           ¡Ah! Eso quiere decir que ustedes pueden hacerlo con cualquiera y a la hora que le venga en ganas. ¡Habían resultado ser peores que el carnicero!
-           ¿Qué carnicero?
-           Con el que se fue mi mujer.
-           Allí tienes el caso. Tu mujer ha practicado la poliandria, pero eso no debería ser así en este tiempo…
-           ¿Qué fue lo que le hizo a carnicero? Porque a mí solo el misionero y cuando enviudaba un cura. ¡Mira tú a la mosquita muerta! Así que al bruto ese le hace la policalandria y a mí a palo seco.
-           Poliandria, poliandria. No policalandria, poli de muchos y andria de hombres, muchos hombres, ¿comprendes ahora?
-           ¡Ah! Que no solo conmigo y el carnicero, sino que con otros también…
-           ¡No! Pedazo de bruto. Que se llama poliandria al hecho de tener una relación con más de un hombre y dentro del matrimonio.
-           ¿Y para los hombres como se le dice entonces? ¿Poliandrio?
-           Me cansas realmente. Monogamia, mono es uno y gamia de casamiento, un solo casamiento; luego la poligamia es muchos casamientos, poliandria es muchos hombres y en el caso de estos se llama poliginia muchas mujeres, después la bigamia que es cuando uno de los dos está casado con dos mujeres o dos hombres.
-           Tantas palabras si se resume en cornudo o cornuda, ya está. ¿Sabes cuál es el castigo por practicar la… la poligamia?
-           Bueno hay leyes que la prohíben…
-           No, el castigo de hacer la poligamia es tener varias suegras a la vez. ¡Quién las aguanta!
-           No si lo que tienes de bruto, lo puedes tener de gracioso, jejeje.
-           Vale y como sigue el rollo este de la poliandrea.
-           Poliandria. ¡No! ya me has sacado de lo que decía. Hablaba de la poligamia, el estar varias veces casado con distintas personas a la vez. Esa es una norma fuera de la Tierra para los seres humanos, pero aquí se ha prohibido por mandato del Anciano, porque algún angelito burlón fue con el chimento que eso era bueno, placentero y…
-           Y se convirtieron todos en mormones.
-           ¿Y eso que tiene que ver?
-           Que los mormones tienen siete mujeres.
-           Vaya… tienes un día difícil, el caso de la iglesia mormona te lo explico otro día. A lo que iba, que no sé para qué coño te lo cuento, la poligamia está directamente relacionada con el sentido de propiedad.
-           Allí no lo capto. ¿Qué si soy dueño de una casa soy cornudo?
-           ¡Uff! El sentido de propiedad es el que el ser humano también malinterpretó, se les dijo que sería como un mayordomo de las criaturas de la Tierra y parece ser que el primer hombre…
-           ¿Adán?
-           Sí, Adán o Pedro, o Juan como se llamase…
-           Por ser muchos ¿les llaman poliadán?
-           … No puede ser, salgo a caminar y me encuentro con el más bruto del pueblo. El primer hombre al que se le dio la capacidad e inteligencia, parece ser que tenía un tapón en el oído y en lugar de mayordomos, entendió “mayor como” y se adueñó de todo lo que le servía, una vaca, una casa, un arado, las verduras de la quinta…
-           De mi mujer.
-           No, de tu mujer no se adueñó, ese fue el carnicero que no vivía en los tiempos de Adán o José, yo que sé. El caso es creyó que podía ser el amo de cuanto había y se formó en su cabeza, el concepto de propietario.
-           ¡Claro! ¡Ahora entiendo! Desde ese tiempo el tío este se hizo dueño y jodió a los demás, y como los demás no querían quedarse atrás, también se hicieron de la vaca, la casa y la mujer.
-           Por allí estás bien encaminado. El sentido de propiedad no lo dimos nosotros ni el Anciano. Él dijo que todo era de todos sin distinción de clase, color o …
-           Profesión, como la de carnicero.
-           ¡Coño! ¡Qué obsesión con este tío!
-           Si te hubiesen sacado la mujer vamos a ver qué decías.
-           Vale. La posesión…
-           Eso es de ustedes, lo vi en la película El Exorcista, cuando a la niña esa la poseen los demonios, ¿era en broma eso, no?
-           No vi la película, con estar un rato aquí escuchándote ya tengo suficiente. Hablo de tomar posesión, de tener una propiedad sobre algo o alguien, eso fue lo que hizo mal el ser humano. Digamos que no supo ser objetivo en cuanto al mandato del Anciano, aun cuando no le haya escuchado correctamente… y ahora ya no sé por qué estoy hablando de la propiedad y su origen, si lo que quería decir es respecto a la monogamia y sus dos versiones, la terrena y la celeste.
-           Nena y nene.
-           ¿…?
-           Nena y nene. Nena terrena y nene celeste, como corresponde, ¿no?
-           Sí, sí. Nena y nene. Te he tomado simpatía ¿sabes? Pero no a tu persona, sino a tu ridícula estupidez.
-           ¡Epa! Sin ofender, ¿eh?
-           Fue dicho con cariño.
-           A mí no me tomes cariño que no me vas a tener por los fuegos eternos para asarme el culo.
-           Te mandaría a… pero no puedo, me enternece tu brutal estupidez.
-           ¡Uh! ¡Con las de veces que me mandaron allí mismo!
-           Vale, repito que no sé para qué te cuento todo esto. Si al fin de nada te va a servir.
-           ¡Va hombre! De algo me servirá… digo.
-           Mira, que la hago corta para que no te enredes más. Estar con una mujer o un hombre, abajo o arriba no tiene importancia, solo aquí en la Tierra es dónde se le da corte a la cosa, y eso porque tenéis que reproduciros, entonces para que no te salgan hijos bobos, hay una serie de leyes, no te casarás con más de una mujer, no te casarás con tu hermana o prima hermana, tampoco con tu madre ni con tu abuela. Se mezclan las sangres y tus futuros hijos te saldrán tarados y ellos no tienen que andar cargando con las barbaridades que han hecho sus padres, bastante tienen con aguantarles en su ignorancia, como para que además se les tilde de tontos. Arriba o abajo no nos reproducimos, solo aquí y… en otros planetas, pero eso no es asunto tuyo, ¿entendido?
-           Sí… si lo dices así, está claro… pero ¿sabes una cosa?
-           ¿Qué cosa?
-           Que el carnicero…
-           ¡No otra vez! ¡No me menciones más al carnicero!
-           Pero es que…
-           ¿Qué? Larga de una vez, pero será la última.
-           Que mí, bueno mí ex mujer es prima hermana del carnicero…
-           ¿…? ¿Cómo has dicho?
-           Que sí, es prima hermana, el padre de ella es hermano de la madre de ella. Así que ahí hay poliandria.
-           No, lo que hay allí es un incesto y eso era lo que te decía que está prohibido.
-           ¡Aja! Incesto… incesto. ¿Y cómo se les dice a los que hacen eso?
-           Incestuosos, se les dice así… incestuosos.
-           ¡Ja! ¡Ya sé cómo insultar al carnicero y que no me diga nada! ¡Pedazo de incestuoso! ¡Ja!
-           ¿Te ha quedado todo claro?
-           No, me falta algo.
-           ¿Qué te falta?
-           Entiendo que hubo algún angelito que metió la pata y dijo eso de la polimamia…
-           Poligamia, po-li-ga-mia.
-           Poligamia y de ser propietarios y yo qué sé. Pero ¿Quiénes fueron los que desparramaron esas leyes aparte de Adán?, porque solo no pudo hacerlo.
-           En parte sí que lo hizo solo, dio vueltas las cosas y las entendió mal. Luego hubo unos aprovechados que con esas leyes dominaron y continúan haciéndolo con los hombres y mujeres, eso son los de las religiones, eso ya te lo conté. Los de las religiones mayores querían y siguen queriendo que solo se les haga caso a ellos, pero también aparecieron otros que no eran sacerdotes con ganas de apoderarse de las voluntades de los ignorantes, y en lugar de atacarse unos a los otros, fueron más astutos y se unieron; por eso tienen gobernantes que tan bien se llevan con las iglesias, entre los dos les someten y mientras ustedes andan con miedo de pecar, ellos hacen lo que les viene en ganas; les sacan dinero, les hacen oír canciones horrorosas, les dictan modas, les venden permisos y bautismos, les dicen que con ellos tendrán un lugar en el cielo y todas esas cosas con que les engañan para que solo hagan lo que ellos ordenan. El miedo que les han metido en la sangre no se les quita más, y eso pasa de padres a hijos y de estos a sus hijos, una larga cadena de miedosos, cagaos que no ven cómo son realmente las cosas.
-           ¡Jodeputas! ¡Incestuosos!
-           No insultes, no lo hagas que eso solo te acerca a mi casa, y ya has dicho que no quieres ir allí.
-           Y, ¿es cierto que el infierno es tan malo?
-           ¡Uff! Ya te conté esto también, no hay cielo ni infierno, vivimos todos en casa adosadas, juntos, amontonados, felices y partiéndonos de verles a ustedes hacer tantas gansadas. ¡Por Satán, si es sois patéticos!
-           Y si me dices que están en el mismo barrio, ¿Por qué entonces me has dicho que andan por las noches clavándoles las picas a los que se portaron mal?
-           Porque así vais preparados arrepentidos de las fechorías que habéis hecho. No le picamos el culo a nadie, somos así de cachondos, nada más.
-           Toda mentira… ahora comprendo eso de hacer lo que me salga de las narices, siempre y cuando no joda a nada ni a nadie. Está claro.
-           Vale, se me ha ido la mañana contigo y yo que venía a estirar las piernas…
-           ¡Ja! Ahora soy satánico.
-           No, eres un ser humano con algo de conocimiento que otros no tienen.
-           Una última, ¿Por qué me cuentas todo esto?
-           Porque mañana te mueres.
-           ¡¿Qué?!
-           Sí, mañana te mueres y que lo sepas hoy o mañana no altera en absoluto el futuro de los siete mil millones que se quedan por unos días más.
-           ¡Me has dejao helao!
-           Helado vas a estar mañana a esta hora. Vale, me voy, hasta mañana.
-           ¿…? ¿Habrá sido una joda del diablo o será en serio? No voy a perder más tiempo, tengo uno que insultar urgente. Allá voy carnicerito, cornudito, incestuosito, jajajajajaja.






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