El Analfabetismo Argentino - 1ª Nota
El país tiene algo más de dos
millones setecientos mil kilómetros cuadrados de superficie sobre los que
habitan, según el censo del año 2010, cuarenta millones ciento diecisiete mil
almas (40.117.096 exactamente). Mucho espacio, pocos habitantes, la mayoría
concentrados en Buenos Aires y especialmente en el conurbano y la Capital Federal, nada menos que el 46,15% de la población nacional en una sola
provincia.
El porcentaje de analfabetismo total en esta provincia es
de 1,39%; lo que significa que 257,320 personas no leerán este blog ni
escribirán en él; pero es mucho más grave, porque no podrán leer por
ejemplo las advertencias de pesticida o de un fármaco, de una señal de peligro,
una advertencia; tampoco podrá saber de por sí sobre otras personas que publica
la prensa y eso la aislará de lo social. Más de doscientas cincuenta mil
personas no pueden ayudar a sus hijos o nietos a hacer los deberes de la
escuela; tampoco comprenden plenamente lo que ocurre en su entorno porque en
esta era de la comunicación, las noticias escritas son tan importantes como las
producidas por voz e imagen.
En la provincia que presume de ser
cabecera de la nación un 1,4% está aislado y es presa de cualquier predador,
desde un dependiente de almacén que le roba en los vueltos hasta un
político que le hará votar a quién él quiera y mande.
Un 1,4% cautivo para lo que sea,
manipulable, parte de los ignorantes útiles. Pero lo que el censo no da como
dato claro es la siguiente franja, la que es tan cautiva como la primera, con
la diferencia que estos si saben leer y escribir aunque integran a los
analfabetos; son los Analfabetos Funcionales, los que no saben o no ha querido
aprender los rudimentos de las tecnologías actuales.
Por lo que también les aísla
colocándoles entre los que no acceden a los sistemas de comunicación que
ofrecen las TIC’s (Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s,
TIC o bien NTIC para Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
o IT para <Informatión Technology>) agrupan los elementos y las técnicas
utilizadas en el tratamiento y la transmisión de las informaciones, principalmente
de informática, internet y telecomunicaciones. By Wikipedia)
A principios del siglo XX, el
teléfono estaba dentro de lo que hoy denominaríamos las TIC’s; y aunque no
tenía aún la importancia que tiene hoy un ordenador o un móvil con todas las
prestaciones, ya comenzaba a ser imprescindible para estar comunicados rápidamente.
Regresando a esta franja más
ampliada de los analfabetos, estos también son cautivos de los predadores que
asolan a los analfabetos totales, cambiando sus estrategias antes las
diferencias que puedan existir entre unos y otros, pero al fin llegando al mismo
punto de manejo de voluntades, logrando llevar aguas a su molino con el menor
esfuerzo y el mayor engaño.
Buscar un analfabetismo cero es la
razón de no seguir permitiendo este abuso deshonesto por parte de sectores
poderosos donde la ignorancia de un pueblo es significado de división interna,
flaqueza y enfrentamientos entre polarizaciones injustas. Mientras que con un
pueblo instruido, se logra la unidad por medio del conocimiento y la
comunicación, defendiendo sus convicciones ante cualquier posibilidad de
manipulación externa o privativa de su libertad.
Pero aquí podríamos preguntarnos, ¿por
qué la Argentina, con una tasa relativamente tan baja de analfabetismo total y
supuestamente funcional íntimamente relacionado con el anterior, puede ser un
pueblo con porcentajes altos de manipulación social? Creo que la respuesta
puede estar en una de las otras dos franjas de analfabetismo que aún no hemos
observado y esta es el Analfabetismo Moral.
Hasta hace un par de siglos atrás,
los padres se esmeraban por transmitir a sus hijos, lo que llamaban “las buenas
costumbres”; estas eran parte de las tradiciones familiares y estaban
constituidas por una serie de normas básicas de comportamiento donde se
mezclaban la ética con algo de moral religiosa y protocolo social. La escuela y
la iglesia contribuían a que estas reglas se mantuvieran vivas y vigentes,
aportando desde sus lugares conceptos de civismo y netamente religiosos. Todo esto apuntaba a que si se cumplían con
estas premisas, se lograba una vida plena de felicidad y progreso en todos los
órdenes. La liberación de expresiones y emociones por parte de los seres
humanos hacia fines de estos siglos, fueron siendo expuestos a la luz sin
reparos y eso llevó a que se descubriera que la tan mentada felicidad no era
una época dorada realizable y que solo llegaban a ser, a veces, momentos
fugaces a lo largo de la vida; instalándose así cierto escepticismo respecto a
los fines de los valores seguidos, produciéndose una depreciación de estos por
incumplimiento de sus metas. Quedaban escombros sobre malos cimientos de
aquellas enseñanzas y son insuficientes para reconstruir sobre ellos.
Actualmente solo quedan algunas
familias que resisten los embates de la realidad y mantienen estas enseñanzas;
la escuela ha perdido la voz rectora y la iglesia ha sido desvirtuada en su
autoridad moral. Las murallas que servían de contención, hoy son solo escombros
que apenas sirven de refugio para algunos vientos.
Considero que esta franja del
analfabetismo es la que más frutos da a los predadores de la sociedad, a los
manipuladores que solo buscan el rédito egoísta y momentáneo. Creo que a ellos
le debemos la situación actual; a ellos y a la condición de ingenuidad inocente
del argentino. Pero siempre hay una
segunda oportunidad y con ella la esperanza de recuperar lo perdido. Tal vez
como dijo Confucio: “No hay lugar más alto en los cielos ni más profundo en el
océano, donde no impere una ley moral”, así descubramos que no podemos
saltarnos esta ley y la volvamos a poner en uso.
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