El Analfabetismo Argentino - 2º Nota
Cuatro tipos de analfabetismo se diferencian en el estudio de ellos, a saber: el
total, el cultural, el funcional y el moral.
Brevemente
puedo decir para comenzar que en Canadá, en la Conferencia Mundial de Educación
de Adultos en Montreal se definió como analfabeto a “La persona (ser humano)
que no es capaz de leer ni de escribir, comprendiéndola, una breve y sencilla
exposición de hechos relativa a su vida cotidiana”. Esta explicación se abrevia
en la dada por la Real Academia Española que dice que un analfabeto es: “Quién no sabe leer ni escribir. Es ignorante, sin cultura, o profano en alguna disciplina.”
Por
lo tanto ya ubicados en la región del analfabeto, podemos ver su aridez y
desamparo ante una sociedad que no perdona las marginalidades y que engloba
analizando todo en una mediana gaussiana desmereciendo cuanto quede fuera de
ella.
El analfabeto es una persona concreta, no es un número estadístico ni una referencia histórica o social, tiene nombre y apellido, tiene un pasado y se expande en un futuro. Solo está limitado y silenciado por su condición, pero deja huella, hace y sabe que hace que es lo más importante para sentirse como lo que es, una persona. Y me detengo en estas consideraciones pues quiero dejar claro las condiciones y la existencia de él, para poder referirme a los otros analfabetos. Los que surgen a las sombras de este, el más marginal del lote.
La
desaparición del analfabetismo se puede considerar como una anomalía social; ya
que habiendo sido una necesidad prioritaria de los administradores del pueblo,
se fue lentamente delegando esta función en entidades de bien público a medida
que su número decrecía y ya dejaban de ser de rédito político; cuanto más ha
aumentado la tecnología en la comunicación y la instantaneidad de su
emisión-recepción, menos ha sido la incidencia del analfabetismo en los
programas políticos al punto de solo rozarlos como mero asunto social y no como
base sustentadora de casi ningún programa específico.
Fueron,
entonces, otros los que comenzaron a ocupar la escena de lo cotidiano y sus
necesidades. Así aparecen los cuatro analfabetismos en que se divide
actualmente el término.
Analfabetismo total, que ya describimos como el que no sabe leer ni escribir.
Analfabetismo funcional, que comprende en esta era a quienes, teniendo acceso a la tecnología
digital, no saben o no han querido aprender a utilizarla. Esto ocasiona que se
abra una brecha o espacio entre las generaciones que nacen dentro de la era
digital y los que no aceptan o no saben usar estas herramientas, aislándolos y
convirtiéndolos a la hora de trabajar o desempeñar alguna tarea que implique el
accionar de un mecanismo de esta índole, en un verdadero paria. Ahora consideremos
que día a día son más los artefactos de los que nos servimos, que utilizan la
tecnología digital, hasta para poder votar se está implementando un sistema de
estas características; las personas ajenas a las llamadas TIC’s (Tecnologías de
la Información y la Comunicación) no son funcionales para el uso de ellas y por
ende son analfabetos en este orden.
En
un mundo donde el conocimiento es un valor que se cotiza, que comienza a ser
moneda de intercambio, estar aislado es un grave problema y cualquier grado de
analfabetismo nos lleva a ese estado.
Analfabetismo
cultural, otro escalón dentro de las faltas; este es el caso de lo aprendido,
poco y mal. Es cuando escuchamos a un joven de dieciséis años con sus estudios
realizados hasta el momento prácticamente sin dificultades, leer trastabillando
como en segundo grado, o contando con los dedos, o confundiendo a París con la
capital de China y a Mozart con el inventor de la lámpara a gas. Esta falta de
interés puesta en el momento de aprender sumado a un sistema de estudios
estructurado para una época anterior y a poca o nada motivación para planificar
futuros posibles y rentables, han hecho que no se tome el estudio con la
responsabilidad debida ni con la búsqueda de la excelencia como se debería
haber planteado. Ello lleva implícito otros desvíos en los magros logros que
luego se sucederán en los jóvenes.
Analfabetismo moral. Si el analfabeto total es un grave problema y es un extremo, considero
que el analfabeto moral se encuentra en el extremo opuesto y tiene la misma
gravedad que el inicial. Esto es porque en él se suman todas las consecuencias
de los anteriores y además están presentes las pérdidas voluntarias o no,
inducidas o auto-producidas de los valores morales y de las posiciones éticas.
Defino
primero moral y ética rápidamente; la primera son las normas con que se
construye una sociedad o un grupo de seres humanos (hablando de moral humana),
es externa al ser humano y lo rige para el bien común según lo interpretan
estos. La segunda surge de la introspección del ser humano sobre las normas de
vida, aceptando y discriminando aquellas que su sentido común le indica que le son
convenientes, dictando su conducta desde su conciencia y voluntad. Ambas,
actuando en lo interno individualmente y en lo externo en lo grupal, conforman
al ser social y su capacidad de convivir en armonía, progresando y buscando el
bien común.
Hay
diversos mecanismos que se ponen en funcionamiento que hacen que los valores
morales y éticos se destruyan, se olviden, se menosprecien dejándose de lado
vendiéndose o trocándose por otro tipo de beneficio; y cuando esto ocurre en
una generación muy difícilmente se recuperen en la próxima, porque la forma de
ser trasmitidos generalmente es por el ejemplo y la tradición. Roto el ejemplo,
no habiendo una imagen especular donde reflejar los valores, estos no se
aprenden. No olvidemos que aprendemos por imitación por lo que lo especular es
básico para el aprendizaje.
Es
por esto que quién quiera destruir un pueblo, no necesita de grandes armas, con
solo romper sus tradiciones y no permitir que sus valores morales y éticos se
propaguen, es suficiente para que la próxima generación esté a merced de
cualquier manipulación; pues el analfabetismo moral será de tasas muy elevadas.
Claro
que este índice no se encontrará medido en ningún gráfico, ni por ninguna
agencia de estudios sociales; no conviene, es un dato demasiado valioso para
ser público.
¿Quiere
influir sobre la población para una nueva ley o un nuevo impuesto? Antes mida
el valor actual del analfabetismo moral; cuanto más alto, mejor recibimiento de
la medida que se le ocurra.
¿Quiere
aumentar el analfabetismo moral? Instruya al pueblo con valores falsos como el
de menor esfuerzo, o el de ganancias fáciles a través de juegos de azar;
influya con santones y falsos profetas que les adivinen la suerte y les
prometan futuros prometedores o promueva programas de ayudas a favor de todo
aquello que sea divertimento.
Es
por ello que sostengo que este grado de analfabetismo, oculto, travestido,
invisible, es tan grave y peligroso como el analfabetismo total. Y mientras nos
regodeamos con que se ha llegado a un 5,5% de analfabetismo en la Argentina y mentimos diciendo que en 18 meses tenemos una tasa de 0%, la realidad es otra,
mucho más cruda, mucho más grave.
Da para mucho el tema, si lo ponemos en el contexto de décadas idas, entonces percibimos muchas diferencias. Hoy al menos en C.A.B.A. las ofertas educativas para adultos crecen y las hay variadas en calidad, duración, orientación y horarios, hoy quien no se educa o se forma en alguna disciplina es porque no tiene intención en hacerlo, hay un ANALFABETISMO VOLUNTARIO !!!! O VOCACIONAL.TAMBIEN. En C.A.B.A. no en el resto del País, donde las diferencias son abismales. Pero hay variables que no se pueden soslayar: el grave deterioro cognitivo que produjo desde el 90 el consumo de paco, -pasta base, residuo de la cocaína-, la desnutrición infantil, el clientelismo y la discrecionalidad de los medios - que son el medio más a mano para mantener a los cerebros estimulados con fútbol, tinelli, rial y otras yerbas- Todo un combo UNA CAJITA INFELIZ, que nos está llevando puestos. Sin embargo y pese a que el panorama que describís con mucha fidelidad es dramático hay muchos chicos y chicas que siguen viendo en el estudio el único modo de escaparle a la pobreza y a la exclusión. Es lo que pude rescatar de mi paso por las escuelas de educación de nivel medio, depende de las comunas serán solo un puñado o cientos, pero esa es la hoja en blanco en la que hay que escribir con mejor letra. Hoy ser Docente en Argentina te puede reducir a una profunda crisis de valores o te puede acicatear lo suficiente para ver de qué manera podemos rescatar siquiera a algunos naúfragos. UN ABRAZO HENRY !!!!!!!!! Y GRACIAS POR LA NOTA. EXCELENTE. y al menos hoy no morirá ningún gatito. MFB
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